Saprissa se quitó ayer la maldición de las semifinales y volverá a la gran final costarricense después de cuatro años de ausencia.
Los morados enterraron así los malos recuerdos de sus últimas seis series perdidas en esa instancia, lo que ya generaba “fantasmas” y desesperación.
Ante la sorpresiva y luchadora Universidad de Costa Rica, los tibaseños no solo llegaban con la obligación de acceder a la definición, primero por su tradición, luego por su desempeño en la fase regular y finalmente por la “doble localía” de la que gozó.
Pero también porque en sus espaldas cargan con esa sequía, tan grande como pesada, tanto para jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y espectadores.
Empero, ayer se ahuyentaron a esos fantasmas que el domingo pasado, cuando los académicos los pusieron contra la pared asustaron como nunca. También se disipó esa desesperación y por supuesto se quebró esa sequía.
Horizonte Morado, el grupo empresarial que adquirió al equipo en el año 2011, puede respirar por lo menos un poco.
El objetivo que se propusieron cuando le compraron la mayoría de las acciones al mexicano Jorge Vergara está un paso más cerca. Ese trofeo número 30, el cual tanto se le retrasó a su afición está a la vista, más allá de que al frente tendrán a su archirrival de toda la vida: Alajuelense .
Además, su recorrido hasta esta final se trazó con buen fútbol y excelentes resultados, otros factores que cualquier afición termina agradeciendo.
Los morados fueron líderes prácticamente todo el certamen e incluso se mantuvieron sin perder por 20 largas jornadas. También fueron el equipo con más goles anotados (43), así como el que recibió menos (18).
Recuerdos lejanos. Por los cuatro años que pasaron, cabe recordar que la última vez que el Monstruo disputó una final nacional la ganó.
Fue en el Torneo de Verano 2010, cuando los saprissistas eran dirigidos por Roy Myers, en el que se coronó campeón, y que a la postre sería su último título hasta la fecha.
Esa serie los tibaseños la saldaron con un abultado marcador global de 7-2 a favor contra San Carlos, hoy en Segunda División.
El último jugador morado en anotar un gol en un duelo por el título fue Allan Alemán (hoy en el Real España de Honduras del timonel Hernán Medford), quien marcó lo que sería el 3-0 en el compromiso de vuelta ante los norteños, desde el punto de penal.