Heredia. En la naturaleza del depredador hay una táctica infalible: esperar el momento oportuno para atacar a su presa.
Cristhian Lagos es una especie de depredador del gol que conoce tan bien su oficio que le alcanza con moverse dentro del área, aguantar y aprovechar el el mínimo descuido para darle la estocada a su rival.
Si ese oponente viste de morado, Lagos se mueve en su hábitat natural. Ayer, el exsantista lo demostró una vez más.
El ‘9’ rojiamarillo tuvo poco contacto con la pelota, mas, la única opción que le quedó terminó en la red y fue determinante porque con ese gol Herediano aniquiló a Saprissa.
Al corpulento atacante le bastó con inclinarse hacia atrás, saltar, robarle la espalda al charrúa Andrés Imperiale y enviar la pelota lejos del alcance del meta Danny Carvajal.
Cuando el globo blanco cruzó la línea de gol, en el minuto 12, el delantero gritó con furia la anotación, enseñó el escudo del club e incitó a la afición a creer en que la victoria era posible.
Ese dardo, ensartado en el corazón saprissista, justificó un fichaje que despertó suspicacias.
El futbolista emigró de Guápiles a Heredia con sobrepeso y con la etiqueta de que los equipos grandes no se le dan.
Sin embargo, ayer, en su segundo juego completo con la camiseta florense, el delantero ya pagó su traspaso al endosarle el noveno tanto en su carrera a su presa favorita.
Una diana que inclinó la balanza a favor de un equipo que leyó el juego con propiedad, no perdió el manejo del balón y se acorazó cuando su contrincante intentó emparejar las cifras.
El duelo. Herediano ganó porque supo redondear su única anotación con sacrificio en la disputa del esférico.
Y aunque no fue un huracán sobre el campo, el Team encontró en las botas de Elías Aguilar el talento necesario para mantener a raya a su enemigo.
También tuvo en Verny Scott el peón incansable para desarmar a Sebastián Diana y en Óscar Esteban Granados el celador perfecto para apretar al volante David Guzmán.
Saprissa fue todo lo contrario al equipo casa. Le faltó sangre de campeón y despertó tan tarde que se apegó a la desesperación para inquietar al meta Daniel Cambronero.
Los problemas de la S arreciaron porque Diego Estrada deambuló en la cancha y nunca generó la chispa para encender el motor en la medular.
Sin un cerebro sobre la grama, los morados pecaron de insulsos. Perdieron sorpresa con Daniel Colindres en punta y se apagaron conforme las fintas de Deyver Vega empezaron a disminuir.
El Monstruo inició descompuesto el partido y se mantuvo así gran parte del duelo. Cuando se enteró de que había posibilidades de igualar, no le alcanzó y terminó abatido merced a la habilidad de un cazador que le tiene la medida puesta.