Óscar Ramírez y Alexandre Guimaraes dejaron, cada uno a su modo, que la controversia entrara al camerino de Alajuelense y Saprissa la semana pasada.
Los dos cayeron víctimas de provocaciones ajenas al club, el primero por un rival que al final ni enfrentó; el segundo por una figura del pasado saprissista.
Minor Díaz consiguió sacar al Machillo de su habitual calma y metió presión ante la posibilidad de enfrentar a un artillero con deudas por cobrar.
Díaz aseguró que en su paso por la Liga a Ramírez le faltó personalidad y honestidad , sus palabras hicieron eco en Alajuela y regresaron con acusaciones de mentiras y lesiones .
Mientras tanto, Alonso Solís colocó a Guima en una pelea desigual: lo subió al cuadrilátero con la afición como juez y en ese terreno está claro que el Mariachi llevaba todas las de ganar.
Solís reconoció por fin sus problemas con Guimaraes, a quien calificó de poco serio, irrespetuoso y “falto de pantalones” .
Guimaraes aprovechó su posición para, durante una conferencia, achacarle al sobrepeso la falta de regularidad del volante.
Ambos estrategas se defendieron a como pudieron, pero lo hicieron mal. Los dos esbozaron razones que durante mucho tiempo se preguntaron y siempre ocultaron.
Ahora, con el orgullo herido, sí hablaron claro, pero a costas de hacer ruido en su propia casa.