Con el músculo más relajado, ya sin tanta tensión generada por la pretemporada, Universidad de Costa Rica mostró ayer, por fin, ese tono de fútbol que se le observa desde la gestión de José Giacone.
Solo bastaron 16 minutos para que los celestes convirtieran el juego en un monólogo, pues ese fue el tiempo que tardó Guanacasteca en verse mal y sin costuras.
De los visitantes solo se destaca un disparo de Javier Angulo que pasó cerca del palo derecho, al cuatro, pero después de eso el conjunto se desarmó, o fue desarmado.
La U, con gente como Paulo Rodríguez, proveniente de Uruguay, Diego Díaz, Limón, y Josué Martínez, Saprissa, son un grupo más fuerte, y así lo quiso dejar ver.
Sin la presión de un boleto, el cual se había perdido tras las derrotas contra Carmelita y Alajuelense, la U se sintió cómoda y explotó las bandas con un novato de buena pinta, llamado Lopsang Balmaceda, así como con Jonathan Sibaja.
El peso de Díaz, habilidoso y veloz, fue el que puso el 1-0, tras un centro de tiro de esquina que cazó Rodríguez en el primer palo.
Sin resistencia en el mediocampo, Rodríguez y Mauricio Montero, otro “rudo” de la marca, se encargaron de opacar a los visitantes.
En el segundo, al 32’, Balmaceda envió un centro que Carlos Sandoval metió en el propio marco, y, cuatro minutos más tarde Díaz sacó una marca y tocó para que Martínez solo tuviera que concretar.
El asedio continuó, sobretodo porque las defensas de Guanacasteca estaban rendidas.
Hasta hubo espacio para lujos, pues Montero tiró un taco que dio en el horizontal. Casi golazo.
El otro lujo fue obra del lateral Jorge Ramírez, quien de tiro libre fuera del área grande la puso pegada al poste derecho, imposible para un Jonathan Viales que solo la vio y que, por ello y varios errores, fue sustituido en el complemento.
Pero el cambio de guardameta no fue remedio y la U marcó el quinto con Díaz, quien, por lo visto, tiene ganada la titularidad.
De Guanacasteca no hubo noticias en toda la segunda parte, pues es un equipo que, por mucho, carece de cohesión y que debió haber hecho más en un partido en el que aún tenía posibilidades de clasificar; lejanas, cierto, pero las tenía.
Los celestes, al mando de un técnico que ya no es sorpresa, tomaron el tono necesario para entrar en competencia, aunque, ya era demasiado tarde, el boleto de semifinales estaba en manos de otros.