Las carreras deportivas de Wílmer López y Wálter Centeno siempre fueron de la mano, al punto que a principios de la primera década de este siglo, la afición saprissista defendía a muerte al Paté, mientras que los liguistas al Pato; ellos, por su parte, luchaban por ser el creativo estelar de la Selección Nacional.
El destino futbolístico los vuelve a enfrentar, ahora en los banquillos; el exmorado al mando de Grecia y el manudo con el club de sus amores, ambos en su primera temporada en la máxima categoría. El juego será el domingo a las 11 a. m. en el Alejandro Morera Soto.
Hace 15 años, cualquier bar, esquina o cafetería era escenario para que los aficionados dictaran juicio sobre cuál de los dos debía ser estelar con el equipo patrio. Aunque en ocasiones hubo discusiones acaloradas entre los hinchas, el tema nunca llegó al camerino.
"Fuera de la Selección Nacional se hablaba demasiado de los dos, incluso había ciertas notas periodísticas que intentaban enfrentarlos, pero la verdad es que en la Selección ellos siempre mostraron buena armonía y amistad, los que se enfrentaban eran los aficionados de Saprissa y la Liga, pero ellos no", recordó César Eduardo Méndez, exasistente técnico de la Sele en el Mundial Corea y Japón 2002, en el que ambos estuvieron.
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Rodrigo Cordero, compañero de vestidor en la cita del orbe que se realizó en Asia, reveló que la convivencia entre los cerebros de Costa Rica era muy sana.
"Se llevaban muy bien, ellos compartían muchas cosas por jugar el mismo puesto y ambos eran muy tranquilos" , describió Cordero.
En su época en el terreno de juego con la Sele, Cordero recuerda, como anécdota más marcada, que creía que debían jugar con dos balones, ya que Wálter siempre quería que la jugada pasara por él y Wílmer también.
"Es que si usted no les daba la pelota se enojaban y en serio, viera que bravos", dijo entre risas Rocky Cordero.
Por su parte, Harold Wallace destacó de Centeno su remate de larga distancia, además de su capacidad para dar pases a gol con la delicadeza de un cirujano, mientras que Wílmer corría como si no hubiera mañana y, antes de recibir la pelota, ya sabía a dónde la iba a pasar, por lo que montaba las transiciones defensa - ataque con solo un servicio.
"Sí me acuerdo que en algún momento si jugaba uno, no podía jugar el otro, entonces yo les decía a los excompañeros: 'Qué raro, si los dos son buenos, que pongan a los dos y así solucionan el problema'. Algún entrenador prefería a Wílmer o a Wálter, pero se equivocaban, esos dos talentosos tenían que jugar juntos", señaló Wallace.
Hoy como estrategas también tienen estilos muy diferentes, aunque comparten similitudes por la idea de balompié que poseen, según el criterio de Luis Marín.
"Wálter trabaja más la idea que tenía cuando jugaba, le gusta la tenencia de pelota, la buena asociación, el buen pie. Por otra parte, la Liga de Wílmer está en transición; sin embargo, se ve un equipo un poco más equilibrado en defensa que en ataque", explicó Marín.
Con el asistente técnico de la Sele coincide César Eduardo Méndez, quien define el fútbol de los griegos como más atrevido.
"El hecho de correr tanto riesgo ofensivo le hace perder eficacia defensiva, lo veo más desequilibrado, pero muestra un fútbol agresivo, un fútbol en el que sus jugadores transmiten mucha seguridad. Él tiene un gran liderazgo en su camerino; sin embargo, debe cuidar la defensiva", detalló.
En el caso de Alajuelense se destaca el orden de cada línea y la libertad que se le da a los futbolistas para que puedan improvisar en el uno contra uno, por ejemplo.
"Wílmer muestra un equipo con equilibrio, él tiene jugadores que sorprenden al rival, le gusta que el futbolista suelte todo el talento en favor del equipo, él los inspira a que muestren esa chispa que él tenía", mencionó César Eduardo.
En en el banco, ambos timoneles tienen comportamientos muy diferentes al que tenían cuando jugaban.
"Wálter en el camerino era mucho más serio, él no era de vacilar más bien era más reservado y tranquilo, en cambio Wílmer si le tenía gusto a las bromas y al escándalo, el Pato era de los alegres del vestuario", describió Wallace.
Paté ahora se caracteriza por dejarse llevar por las emociones, sus gestos y ademanes roban las miradas en cada encuentro; en tanto es extraño ver al Pato pegar brincos o celebrar con euforia.
La inevitable comparación entre el creativo más querido por los saprissistas y el habilidoso mediocampista más alabado por los manudos regresa, pero esta vez con un duelo de estrategia, en el que la gente vuelve a cuestionar cuál es el mejor.