partido Uruguay Santos, fotos de Rafael M (RAFAEL MURILLO )
Vásquez de Coronado. Tras 90 minuto de suplicio, la pregunta es más que oportuna: ¿cuánta paciencia deben tener los aficionados para soportar un partido en el que los equipos apuestan a no jugar futbol?
Si es grave que uno de los dos no proponga y se escude en su propia área, más lo es cuando ninguno asume el papel de atacar y el resultado en un partido trabado, soso, sin emociones, deseos ni ganas.
Eso nos depararon ayer Uruguay de Coronado y Santos de Guápiles en juego de la quinta fecha del torneo de Verano, lo cual se tradujo en un pobre espectáculo.
Sin voluntad para crear jugadas o tener la pelota, los cuadros se conformaron con abusar el pelotazo sin ton ni son y echaron mano a la fuerza física. En estética deportiva, ambos reprobaron sin ampliación.
Nadie osó parar el balón y pensar, no hubo dos pases seguidos.
El sempiterno error del futbol tico tuvo ayer en el estadio Labrador un sitial de privilegio: en los tiros de esquina, si el balón iba al primer palo, los atacantes estaban en el segundo. Y viceversa.
Era tan escuálido el juego que el primer remate se produjo al minuto 23, cuando el santista Argenis Fernández se escapó y en lugar de esperar compañía, disparó de lejos y el arquero local, Ricardo González, controló sin muy esfuerzo.
En toda la parte inicial solo se sumaron dos remates directos, pues los visitantes, en un momento de alguna lucidez, consiguieron que Mario Víquez se aventurara, aunque sin mucha fortuna.
Jugada polémica. La gran jugada de esta fase y quizás de todo el cotejo se vio al minuto 43. El volante ofensivo Marvin Angulo aprovechó una de las escasas proyecciones de los locales y recibió un balón en los linderos del área santista.
Su fuerte disparo pegó en Juan Diego Madrigal, lo que impidió que continuara hacia al marco.
Los uruguayos reclamaron penal, pues argumentaron que el balón le pegó en las manos a Madrigal. Quizás tengan razón, pues así lo evidencia la televisión, pero lo cierto es que la jugada fue muy rápida y la decisión del árbitro fue que el juego debía seguir sin más.
A los cinco minutos del complemento, un remate de Víquez que obligó a González, hizo vislumbrar que las cosas mejorarían.
Pero apenas si dio un leve, muy leve, repunte. De nuevo, lo más constante fue la permanente detención de las jugadas por faltas, pases mal ejecutados, desidia a la hora de correr por el balón y el abuso del pelotazo al espacio vacío.
En el cierre (84’), Víquez (quien saltó como titular porque Javier Loaiza sufrió un problema estomacal) empalmó otro disparo que, este sí, obligó al arquero González a lanzarse al costado izquierdo para impedir la apertura en la pizarra.
El resultado le sirve de consuelo a Uruguay porque se mantiene en el cuarto lugar, con siete puntos en cinco juegos, luego de dos victorias, dos derrotas y el empate de ayer.
Santos suma cinco unidades y permanece en el octavo puesto.
Ni Santos ni Uruguay tienen problemas con el descenso, pues en la tabla acumulada el primero es quinto con 37 puntos, mientras que el segundo ocupa la sexta posición con igual cantidad de unidades.