Limón. A los 19 años y con un futuro incierto por delante, el lateral Shain Brown cayó en cuenta de que estaba hundido, ya que la única manera de jugar en Primera era que algún club pagara los ¢6 millones de derechos de formación que estaba cobrando la Liga, pese a que lo había separado.
Brown tuvo un breve paso por la cantera rojinegra, pero nunca le permitieron escalar a la división de honor y luego el club decidió desprenderse de él. Como se quedó sin trabajo, pidió la carta de libertad para regresar a Limón FC, el equipo con el que realizó la mayor parte de su etapa formativa.
Fue ahí cuando se topó con la desagradable realidad de que no le entregarían el finiquito hasta tanto no se cancelara la suma millonaria.
Shain Brown fue separado del equipo de Alto Rendimiento de Alajuelense apenas siete meses después de haber llegado, tras firmar un contrato de un año, por el cual, supuestamente, percibiría un salario que nunca llegó, según dice.
Cuando apareció la oportunidad en la Liga, el carrilero dejó la ciudad de Limón y se fue a vivir donde la abuela en Heredia. Sin embargo, los gastos en transporte y alimentación resultaban muy costosos.
En ese equipo tuvo como compañeros a Bryan Jiménez, Giancarlo Innecken, Darío Alfaro, Esteban Marín y Anthony López, entre otros, quienes posteriormente alcanzaron su debut en la máxima categoría.
“Ningún equipo y, mucho menos Limón, iba a invertir ¢6 millones en un muchacho del medio local. La otra opción era esperarme cuatro años, fecha de vencimiento de la cláusula, para comenzar una vez más a buscar equipo”, expuso el lateral derecho caribeño.
Brown se resignó a que tendría que esperar este largo periodo de tiempo para jugar en la Primera División, debido a que la Liga se negaba a liberarlo.
“Casi me vuelvo loco. El sueño por el que había luchado desde que tenía 15 años se desvanecía”, recordó Shain.
Al quedarse sin opciones para jugar fútbol, optó por trabajar y por un tiempo lo hizo en bares del centro de Limón, donde a veces ejercía funciones de bartender . También laboró en una compañía dedicada al cobro de recibos de servicios públicos.
Lo aturdía el hecho de sentirse un fracasado. Sin embargo, dos años antes de lo esperado, en el 2015, se llevó una sorpresa, cuando se topó al timonel limonense Horacio Esquivel.
“Él me invitó al equipo, por lo que le recordé al profesor que aún no habían pasado los cuatro años. Entonces él me respondió: ‘¿No se dio cuenta que esa cláusula ya fue eliminada? Usted ya puede jugar en Primera División’. Una vez más casi me vuelvo loco, solo que ahora fue de alegría”, agregó Brown.
Llegó a los entrenamientos totalmente fuera de ritmo, pero con base en un trabajo fuerte, se ganó un lugar. Después tuvo su debut en la máxima categoría frente a Carmelita y cuatro partidos más tarde marcó su primera anotación, contra Belén.
“Esa tarde estaba lleno de ansiedad y nervios. Los compañeros comenzaron a darme la bola para que agarrara confianza y jugara tranquilo. Algunos minutos más tarde, me sentía orgulloso porque pude concretar mi sueño”, añadió Brown.
A la fecha, Brown registra 16 partidos y 1.218 minutos.
Su deseo es jugar en el fútbol extranjero. El francés Joaquim Batica es su representante. Le sigue los pasos desde que tiene 15 años, cuando fue campeón con el Alto Rendimiento de Limón. Hoy enfrentará a la S .