Redacción
Sin pisar las canchas de la Primera División, el carrilero de 18 años Carlos Martínez ya firmó su primer contrato profesional en Europa. Hace apenas dos meses cumplió la mayoría de edad y ya se garantizó un vínculo de tres años con el Eupen de Bélgica.
El volante Rándall Real, quien hoy disputa el Mundial Sub-20 de Corea del Sur, apenas si jugó en Belén, en donde militó con intermitencia durante dos campañas cuando apenas tenía 16 años. Después saltó al Mechelen belga, que lo mantuvo en sus equipos menores y posteriormente lo subió a la división de honor.
La historia se repite cada vez con más constancia en Costa Rica. Los clubes europeos les dan seguimiento desde edades tempranas a los prospectos y luego, al cumplir la mayoría de edad, los fichan. Algunos juegan una cuota de partidos en Primera antes de partir, otros ni siquiera lo necesitan. Cada vez más jugadores saltan al Viejo Continente sin pasar por la división de honor.
Costa Rica se aprovecha de un mercado cada vez más competitivo, en donde los brasileños y argentinos cobran suman exhorbitantes aún siendo apenas unas promesas, según expone el libro 'Niños futbolistas'. En este escrito se revela como los traspasos se empiezan a gestar cada vez más temprano.
En nuestro país, se puede conseguir un futbolista con talento natural y roce internacional a bajo costo. A los equipos les tocará trabajarlos en lo físico y pulirlos en lo táctico, pero las condiciones están ahí.
El delantero Andy Reyes, de apenas 17 años, tiene un pie en Europa. Debutó en Primera con Carmelita tras disputar el Mundial infantil de Chile, y pronto podría dar el salto.
El director de la Academia Wílmer López, Édgar Artavia, explicó que el mundialista Sub-17 llegaría al Genk belga cuando alcance los 18.
Su representante, José Luis Rodríguez, recalcó que en los últimos tres años se ha trabajado duro en la exposición del futbolista en busca de una alternativa que le convenga.
Los jugadores nacionales representan una opción valiosa para ligas de nivel intermedio, que reclutan a los futbolistas, los terminan de formar y luego los venden en una buena suma económica.
Es todo una apuesta, ya que un juvenil puede mostrar habilidades en su formación y después estancarse y acabar como un proyecto fallido para los clubes.
"Lo que pasa es que los europeos reconocen que el jugador de aquí es de los más baratos en edades tempranas, así que se arriesgan a contratarlo y a pulirlo", explicó Artavia, quien apuesta porque los jugadores de la Academia puedan proyectarse desde jóvenes.
Como los equipos del balompié local no están dispuestos a pagar sumas económicas por un joven con proyección, es mejor negocio colocarlo en Europa, aunque sea por un precio bajo.
Recientemente, la Academia firmó un convenio de colaboración con el club portugués Sporting de Lisboa. Dentro del acuerdo, está la llegada del volante del combinado infantil José Rodolfo Alfaro, quién después del Mundial Sub-17 haría una pasantía en este equipo.
Ya hay un acuerdo de palabra para que Alfaro se quede en este club cuando cumpla la mayoría de edad. La idea es que sume minutos con Carmelita en la Primera y luego dé el salto.
Aunque FIFA regula la contratación de jugadores menores de edad, es evidente que las escuadras le dan seguimiento a los mejores juveniles para traerlos a sus equipos cuando lleguen a los 18.
Es claro que a los equipos les conviene convertirse en una fábrica de talentos.
Por ejemplo, Martínez fue reclutado por la Academia internacional Aspire Football Dreams hace dos años. Se fue a vivir a Senegal, en donde está una de las sedes principales, y compitió con africanos y figuras de todas partes del mundo para abrirse un lugar.
Al cumplir los 18 años, Aspire lo traspasó al Eupen de Bélgica, con quien firmó por tres años y debutará en la campaña venidera.
"Mi debut en Primera División podría ser en Europa. Es muy buena la oportunidad, bastante rápida e inesperada", explicó Martínez.
Cada vez más valores miran el Viejo Continente como una puerta abierta de par en par, incluso sin la necesidad de consolidarse en nuestro fútbol.
Un buen representante, la vitrina adecuada, y el talento necesario parecen alcanzar para cumplir el sueño.