Contrario a la Liga de Óscar Ramírez, que a través de la historia reciente se ha probado letal en las series particulares, en Saprissa la necesidad de estar arriba pesa tanto como el interés de su consecuente premio: la tan trillada ventaja deportiva.
Por eso, mientras el Machillo y compañía se empeñan en llegar a la cita de las semifinales en el mejor estado de forma posible, en Tibás los ensayos y pruebas ya no existen, porque la consigna está trazada en acabar, cuando menos, en ese segundo lugar.
Con solo dos puntos arriba de Alajuelense y la expectativa por los juegos que aún tiene Herediano por delante, el resultado del compromiso de hoy podría decir mucho sobre esa carrera morada por firmar ese seguro de vida que no siempre les ayudó.
Y justo ahí es donde ganar se convierte en una obligación, porque un colchón de cinco puntos con los erizos podría ser lo necesario para amarrar uno de esos dos primeros puestos en la tabla.
Necesidad. El asegurar la ventaja deportiva no solo se trata de llevar un plus a la serie, es también arrebatarle un arma al rival.
Y esas dos cosas le sirven a Saprissa, que exceptuando aquel trágico Invierno de 2010 donde se inició la sequía, siempre se clasificó a la siguiente ronda, pero nunca llegó a la final, directa o indirectamente afectado por el peso de esa famosa condición.
En el Verano 2011 la S la consiguió con el mexicano Juan Manuel Álvarez, pero eso no le importó al descendido San Carlos, que aun perdiendo en su casa 1-2 sacó la tarea en Tibás 2-0.
Alexandre Guimaraes se metió entre los cuatro mejores del Invierno 2011 y el Verano 2012, pero no pudo ir mucho más lejos.
En el primero cayó víctima de la urgencia por ir más allá del empate ante Alajuelense (acabó perdiendo la serie 3-2), en el segundo no pudo vivir de la renta mínima contra Santos, que los eliminó con un solitario gol de Cristhian Lagos en el Estadio Nacional.
Daniel Casas, quien no solo clasificó, sino, que también se llevó la ventaja a su duelo ante Herediano, tuvo que aguantarse junto al saprissismo la celebración de los florenses en la Cueva.
Finalmente, el propio Rónald González cayó víctima del cerrojo brumoso, que a punta de empates se metió en la final del Verano anterior frente a los rojiamarillos.
Por eso, aunque no es una promesa de éxito para la S , la ventaja es por lo menos ahorrarse un dolor de cabeza para el futuro.