Redacción
A sus 32 años, Kenny Cunningham se considera muchas cosas, pero no un goleador. Es tenaz, luchador y hasta un poco necio, cuando de sacar de quicio a sus rivales se trata. Ya veterano, el futbolista vive otro momento de ensueño en un club pequeño, el Santos. Casualmente, es en los no tradicionales en donde encontró la gloria.
Formado en Alajuelense y con un paso relativamente corto en Herediano, Cunningham enmarca etapas inolvidables en San Carlos y Guápiles. Pasó de salvarse del descenso en tierras norteñas a disputar dos finales al hilo. Un pueblo se tiró a la calle en aquel entonces, cuando Daniel Casas formó un grupo que se encumbró rápido.
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Después, el propio Casas se ganó un lugar en Saprissa, donde estuvo un corto periodo. Cunningham fue uno de los jugadores que más sonó para reforzar a los morados durante esa época. Nunca se dio.
En cambio, pasó por el fútbol internacional hasta regresar al país para jugar con el Team y luego brincar al Santos, en donde está a las puertas de ganar un título internacional. Fue él quien le anotó a Árabe Unido de Panamá el gol que catapultó al Santos en la final del certamen del área.
Solo cuatro días más tarde le marcó un doblete a Saprissa, fundamental para que su equipo se mantenga a solo un punto de la zona de clasificación, con 16 unidades. Son tres goles en dos partidos y un papel al que no se acostumbra.
"Sigo siendo el mismo jugador, lo que pasa es que he anotado. Nunca he sido uno de esos '9' típicos. Siempre he sido volante por fuera, pero a veces cuando uno llega al área, se encuentra los goles", dijo Cunningham.
En el duelo frente a los morados, se ejecutó un plan con base en las deficiencias de la retaguardia morada; por esa razón, Cunningham jugó como '9', una tarea que no suele cumplir, pero que en esta ocasión le dio réditos.
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El objetivo central era salir rápido con velocidad desde atrás para tomar mal parada a la zona central de la S.
Aunque sus momentos más emotivos los vivió en equipos considerados pequeños, Cunningham asegura que se ha acoplado muy bien en la mayoría de planteles en los que ha jugado.
Evidentemente, encuentra similitudes entre sus etapas en San Carlos y Santos. Siempre se distinguió por ser un jugador corajudo, con enojos constantes y un poco incómodo, aunque en los últimos años ha sabido controlarse.
En medio de su cara habitual aparece otra menos común, como cuando no aguantó y soltó las lágrimas, tras anotarle al Árabe Unido el tanto que significó el boleto a la final del torneo regional.
"Con San Carlos venía de salvarme del descenso y al torneo siguiente peleamos por el título. Aquí ha sido distinto, pero en lo que sí he vivido circunstancias parecidas es en el carisma de ambos camerinos", recalcó.
El timonel santista, Johnny Chaves, es de los que resalta el carácter de su jugador. Aún con sus 'arranques', asegura que todo camerino necesita artistas y peones, talento y coraje.
Es lo que ha encontrado en Cunningham, quien se enojó con Lagos cuando le quitó el penal frente a Saprissa, pero ya después, en frío, se rió por lo sucedido en la cancha.
"Gracias a Dios metió el penal porque sino la bronca era mía. El profesor me hubiera preguntado que por qué no lo hice yo", añadió Cunningham.