La orden del Juzgado de Trabajo que obligó a la Asamblea de la Unafut a “congelar” la franquicia de Liberia Mía en la Primera División se convirtió en una nueva victoria para Pablo Salazar y Minor Díaz.
Ambos jugadores son los principales actores en los problemas legales que afronta la franquicia pampera y por ende Barrio México. Sus demandas son las responsables de que el equipo de la franja quedara eliminado en la mesa y ahora, paradójicamente, de que el club se mantenga en Primera.
Los futbolistas consiguieron la orden que les permitirá mantener en firme la solicitud de remate que presentaron al juzgado, acción con la cual esperan cobrar los $200.000 que reclaman como deuda.
Ante esa posibilidad, la directiva mexicanista, encabezada por la gerente Dixie Segura, aseguró ayer que buscarán negociar con Díaz y Salazar para que ambos acepten una propiedad como garantía de un eventual pago y así levanten, nuevamente, el embargo.
“Estamos muy satisfechos por la respuesta y apoyo de los dirigentes que quieren que sigamos en Primera. Ahora queda hablar con los jugadores para que acepten la garantía a cambio de que ellos levanten el embargo”, explicó Segura el día de ayer.
La dirigente no reveló cuál es esta propiedad ni su valor o alguna otra característica, pues aseguró no tenerlo aún claro.
Sí añadió que esperarán a que el Juzgado dictamine cuánto es el monto real que deberán pagarle a ambos pues consideran que es inferior al que pretenden. La resolución llegaría en enero pues el Tribunal estará de vacaciones.