En la foto que acompaña a este artículo se notan tres rupturas con la “era La Volpe”: primera, Jorge Luis Pinto Afanador está en un estadio costarricense; segunda, brinda declaraciones a los medios de prensa; tercera, ninguno es FoxSports o ESPN.
Pinto es un tipo que vive el futbol con una intensidad tremenda y en eso no guarda mayor diferencia con el Bigotón.
Las distancias se marcan en el estilo y las maneras.
En estos pocos días que lleva en el país, el nuevo estratega de la Selección –tal vez sin una intención manifiesta– marcó diferencias notables con su antecesor..., y sin haber tomado posesión formal de su cargo.
Presentado formalmente anoche, Pinto llegó el jueves al país y, arrancando el viernes, bien tempranito, se impuso un ritmo de trabajo sostenido.
Tuvo reuniones con los federativos; inspeccionó el Proyecto Gol; hizo sugerencias acerca de las instalaciones; pidió mejoras; escogió a su cuerpo de trabajo; fue a tres partidos de futbol entre sábado y domingo; tuvo chance de ver el juego del Fulham de Bryan Ruiz ante el Manchester City; concedió entrevistas antes, en el intermedio y luego de los juegos; respondió solícito peticiones de fotos y autógrafos (otra diferencia con su predecesor)...
Como enseña la sabiduría popular, todos tienen su manera de “matar las pulgas”; o para decirlo de una manera más acorde con el mundo del futbol: cada maestrillo tiene su librillo.
Anteriormente, rompió moldes cuando se apartó del criterio de La Volpe en cuanto a la materia prima para la Sele, de los líderes para el equipo y al ofrecer disculpas por atender una llamada de este medio, porque aún no finiquitaba su salida del Junior, el club que lo tenía empleado.
Ritmo. Antes de la llegada al país de Pinto, autoridades de la Federación anunciaron que las relaciones con el nuevo técnico tricolor se regirían con estricto apego al Código de Trabajo (a confesión de partes, relevo de pruebas: con La Volpe no lo hicieron).
Sin embargo, dado el estilo y ritmo frenético de trabajo del nuevo técnico, la legislación se queda corta y el contador federativo puede sufrir un estrés severo al calcular las horas extra.
Obsesivo con el trabajo y preocupado por desquitar el salario que le pagan, el hombre se siente realizado en una cancha (“mi oficina”, así gusta llamarla).
Cuando era entrenador de la Liga le preocupaba no ser leal con el club porque, en ocasiones, no entrenaba a doble sesión.
De hecho, pidió realizar un microciclo de trabajo esta semana, pero no se le pudo complacer.
Jorge Luis Pinto Afanador ya rompió los moldes dejados por Ricardo La Volpe y apenas lo presentaron anoche.