Alajuela. Patrick Pemberton y Armando Alonso salvaron un triunfo erizo forjado en la paciencia para doblegar al tozudo Carmelita. La Liga supo insistir, primero, y esperar, después, para consolidar un 2-0 importantísimo que le deja los asuntos caseros ordenados, antes de retomar la aventura de la Concacaf.
A Alajuelense le costó un mundo romper el buen parado de la defensiva y la media del Carmelita.
Fue hasta la mitad de la inicial cuando Pablo Gabas y Allen Guevara prendieron el foco y empezaron a iluminar la senda manuda, tocando y tocando por el centro.
De ahí llegaron las mejores opciones locales, con toques y corridas cortas para marear al rival, hasta encontrar a Caya o a Álvaro Sánchez dentro del área.
Sin embargo, los espacios siguieron siendo limitados. Por eso la importancia de practicar y manejar un buen repertorio de jugadas de táctica fija, incluso cuando no necesariamente sean con el pie.
Al 39’, Kevin Sancho tiró largo un saque de banda, Gabas pivoteó de cabeza y Alonso mató, con un trallazo imposible dentro del área.
Finalmente se abrió el marcador, pero no así el partido.
Carmelita aquejaba la gran diferencia entre jugar en el Morera Soto y entrenar ahí a diario.
Alajuelense tocaba corto no por capricho, sino porque sabe que en la gramilla sintética del Morera las bolas largas se vuelven inalcanzables cuando llueve.
Así se ahogó el típicamente buen contragolpe carmelo, con pases largos que tomaban velocidad y se volvían imposibles para sus afanosos hombres en ofensiva.
Cambió la iniciativa. Carmelita arriesgó todo en la complementaria y encontró las opciones para agrandar la figura de Pemberton, quien por donde le tiraron atinó para mantenerse invicto, cero goles permitidos en el Invierno 2014.
Un palo de Rooney Mora, apenas a seis minutos de reiniciado el partido en la complementaria, anunciaba la intención verdolaga de dejarlo todo en la cancha.
Guilherme Farinha sacó volantes por delanteros y adelantó líneas, condiciones para poner a prueba al portero rojinegro.
Salvadón de Patrick ante el guatemalteco Ángelo Padilla, el lateral Ignacio Quesada, el suplente Keisher Powell... A quien fuera, Pemberton le cerró las puertas.
Y Óscar Ramírez tranquilo. Daba la impresión de que hasta contento, porque al mismo tiempo su equipo encontraba los espacios para contragolpear y matar.
Así se escapó Sancho, al 85’, centró y Caya sentenció: 2-0 definitivamente manudo.