19/05/2012. Casa Parriquial de Heredia. EL padre Fernando Alberto Vilches Fiel Herediano Disfrut de la final entre heredia y Santos y del campeonato del Equipo Herediano tocando las campanas de La parroquia. fue una gran alegra la del padre el poder vivir un campeonato luego de 19 Aos del que Heredia no lo Ganara. en la fotografa: de sotana el Padre Fernando Alberto Vilchez ./Pablo Montiel
El sacerdote Fernando Vílchez cumplió el sueño que tenía desde que era un monaguillo: tocar las campanas de la iglesia de la Inmaculada Concepción (centro de Heredia) si el Herediano quedaba campeón.
Apenas dieron el pitazo final y el Herediano le ganó ante Santos 2-1, el padre corrió a toda prisa. Ya tenía las llaves del campanario en la mano al iniciar el segundo tiempo.
Desde la casa cural hasta la parroquia no dejó de sacudir la bandera florense con su mano derecha.
Emocionado y agitado, demostró el “orgullo de ser herediano”, como lo dice una calcomanía que tiene pegaba en su carro, a la par de otra que enunciaba: “Viva Heredia por media calle”.
Llegó al primer portón y sus manos temblaban tanto que le costó abrirlo. Estaba agitado, emocionado, pero se preocupó porque cerraran bien el candado.
Los otros dos portones los abrió con más calma. Subió al segundo piso y se colgó de los mecates pesados y gruesos, los jaló con una sonrisa en su rostro, las mejillas rojas y sin soltar la bandera.
Así regaló a los aficionados heredianos un eco de victoria, ya que, según dijo “las campanas expresan alegría y gozo”.
Fuera estrés. Al jalar los mecates del campanario al padre se le olvidaron los 90 minutos del partido que pasó estresado.
Llegó a la casa cural a las siete en punto. “La misa de seis la hice en 50 minutos en la iglesia María Auxiliadora para llegar a tiempo a ver el partido”, dijo.
Se sentó en una silla de la cocina, con su sotana, de brazos cruzados y con un refresco en la mesa.
Lo acompañaban los sacristanes Fabián Muñoz y Luis Paulino González, quienes son aficionados a otros equipos. Durante los primeros 34 minutos del primer tiempo se veía preocupado y expresó frases como “ya deberíamos haber metido un gol”, “no estamos llegando”, “están jugando como sin ganas”.
Y en eso llegó la jugada de penal, cuando Francisco Calvo tumbó a Cristian Lagos y cayó el primer gol del Santos, Vílchez se mostró molesto e insistió en que no le había hecho nada.
“Ni lo tocó”, dijo. “El penal fue injusto”.
A pocos minutos de que concluyera el primer tiempo el jugador herediano, José Carlos Cancela, anotó. El sacerdote gritó emocionado: “Eso si es un gol, no un penal regalado” y empezó a sonar la mesa con el puño.
Al iniciar el segundo tiempo se presentó el otro sacerdote de la parroquia, Jimmy Aguero, y después el padre de la iglesia de los Ángeles, Francisco Esquivel.
“Tienen que empezar el segundo tiempo metiendo un gol”, dijo el padre –que tiene 21 años de ordenado–, mientras jugaba con las llaves del campanario.
A 15 minutos de concluir el partido, Vílchez dijo sentirse aburrido, nervioso.
“Un gol le pondría pimienta al marcador”, dijo.
Y al minuto 90, Vílchez alzó las manos, aplaudió y brincó ante el gol de Víctor Mambo Núñez.
Dejó de lado el protocolo y empezó a gritar: “Teníamos 19 años de no ser campeones, vamos corramos hay que sonar las campanas”.
Feligreses. Vílchez confirmó que la gente no lo critica, al contrario, recuerda que un matrimonio le regaló una bandera para extenderla en el campanario.
También hay otro regalo que recuerda con cariño es una chupeta de madera que dice “tome chichí”. “Me la dio una señora que yo visitaba por enferma y murió”.
El padre tiene una colección de objetos del equipo: el llavero del carro, un escudo, una bandera en el escritorio, una jarra, una copa, cuatro gorras y cinco camisetas de los años en que Heredia perdió.
Concluyó diciendo que con gusto haría una misa de acción de gracias para bendecir al equipo y que se pondrá de acuerdo con la dirigencia del Herediano.