La última vez que un equipo porteño ganó en el estadio Ricardo Saprissa fue hace 19 años, cuando el Municipal Puntarenas se impuso a los morados con un gol de Alfredo Contreras.
Anoche, la sequía se rompió y quiso el destino que fuera El Diablo Contreras quien llevaba las riendas del cuadro naranja desde el banquillo.
“Me siento orgulloso y honrado porque los jugadores hicieron un gran trabajo. Salgo un poco de capa caída por el récord que tenía, pero contento porque ganamos”, aseguró el asistente chuchequero, que ayer atendió a la prensa ante la expulsión del técnico Rafael Bautista Arenas.
La victoria a domicilio del Puntarenas FC sirvió para alejarse del fondo de la tabla, pero también le abre a los areneros la posibilidad de clasificar, si se dan algunos resultados.
“Hace dos semanas, los muchachos se trazaron una meta de sacar 10 puntos de los 12 que quedan por disputar y ya llevamos seis, nos falta poco. Nosotros sabemos que no dependemos de nadie y vamos a ir por todos los juegos para ganarlos”, añadió Contreras.
El defensor Mario Víquez saltó ayer del banquillo para darle el triunfo a a su equipo con una gran muestra de astucia.
Un tiro libre del lateral izquierdo sorprendió mal parado al portero Mínor Álvarez y al final pesó en la victoria porteña.
“Conforme se adentró el partido tuvimos mayor confianza y logramos concretar las opciones que creamos. Ya habíamos practicado la primera jugada de amagar en el cobro del tiro libro, pero cuando iba a hacer el remate, vi que el portero estaba al lado izquierdo y me regaló el primer palo”, afirmó el goleador porteño.