Cartago. Su responsabilidad principal no es anotar, por el contrario, la tarea que se le encomienda es cortar balones y frenar a los habilidosos, pero Néstor Monge también añoraba abombar las redes y tenía un grito contenido en su garganta desde hace 40 meses.
Monge finalmente se liberó ante Pérez Zeledón y no de cualquier forma, sino que lo hizo con un golazo de larga distancia, que abrió el camino del triunfo para Cartaginés.
El volante de contención cortó un ayuno de anotaciones que databa de noviembre del 2013, cuando convirtió con los blanquiazules contra Belén, según los datos del estadígrafo Cristian Sandoval.
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Néstor celebró efusivamente ayer en el Estadio Fello Meza y no fue solo por volver a sentir el abrazo de gol de sus compañeros o por llegar a siete tantos en la Primera División.
“Venía pasando momentos jodidos, lesiones que llegan y en lo familiar no todo bien en cuanto a mis papás y mis hermanos. Sin embargo, hay que dejar todo afuera y en la cancha dar la vida por ellos. Cuando uno hace gol todo se le viene a la mente, por eso la alegría. Además, tenía como tres años de no anotar” manifestó.
El mediocampista blanquiazul regresó frente a los generaleños, luego de reponerse de un desgarro de primer grado en el muslo izquierdo, que lo obligó a perderse los últimos tres compromisos de su club.
En el duelo contra Pérez fue uno de los puntos más altos; recuperó balones, puso a jugar a sus compañeros y también sumó en ataque. La anotación hizo que ahora se proponga rematar más y explotar un arma que antes prefería guardarse.
“Veía otros partidos de otros equipos y los contenciones anotaban de alguna forma, entonces me decía: ‘¿por qué yo no?’. Sé el rol que tengo, pero hoy (ayer) me animé a tirar porque otras veces quiero dar un pase y no me sale. Uno tiene que rematar porque algo va a pasar y es uno de los puntos que debo mejorar”, dijo.