Aalesund A Michael Barrantes y Andrea Apú la vida les cambió por completo en julio: se casaron y dos semanas después al jugador saprissista le salió la oportunidad de jugar en Noruega.
“Yo tenía mi carrera, trabajaba en el ICE y estaba sacando una maestría. Nos casamos y a las dos semanas Michael me dijo: ‘Tengo una opción para pasarme a Noruega’”, explicó Andrea.
Como estas oportunidades no se dan todos los días, Barrantes aceptó trasladarse al norte de Europa, prácticamente recién casado. “Yo le dije –cuenta Andrea– ‘bueno, pero tenés que asumir algunas cosas, como gastos ahora que no estoy trabajando. También voy a retomar la maestría con una universidad española”.
Les tocó llegar en una época del año agradable, el verano, pues en esta región del mundo la temperatura no sube, mucho ni siquiera en esos meses. Ahora se alistan para enfrentar la nieve.
“A veces ando bufanda y uso ropa muy caliente para estar preparada. Ese es uno de los aspectos más difíciles de este país, junto al idioma”, comentó Andrea.
La liga noruega termina en noviembre, precisamente para huirle a la parte más dura del invierno. Los jugadores deben reportarse de nuevo a entrenamientos a principios del año siguiente.
Por lo general hacen la pretemporada en partes de Europa más calientes, como España. Pero siempre, en algún momento, a los equipos noruegos les toca jugar bajo la nieve, o congelarse con temperaturas menores a cero grados.
Es un desafío que Michael Barrantes –quien está a préstamo hasta julio del 2011– podrá vivir junto a su nueva esposa.