La merecida victoria manuda no debió costar tanto, pero esta Liga se enredó en sus mecates y casi lo paga caro.
Un gol como local siempre es bueno; pero un gol como local en el mero arranque de un partido es muy bueno.
El tanto de Kevin Sancho, con apenas dos minutos de juego, entonó a la Liga, le dio una ventaja extra y le arruinó los planes a San Carlos, al que le llevó su rato reaccionar ante el contraste.
Los manudos trataron de sacar réditos del desconcierto sancarleño, pero les faltó pegada para sentenciar, al menos una vez más, en la red visitante.
En el pecado de la falta de punch, la Liga tuvo su penitencia: los norteños capearon las intentonas (porque en eso se quedaron los manudos) y se encontraron con un empate por el que habían hecho escasos méritos ofensivos.
Sin embargo, la bola entró en la meta liguista, merced a que Diego País capitalizó un yerro de Geancarlo González (27').
Los equipos de futbol de este país asumen una anotación en contra tal si fuese una tragedia griega en lugar de tomarlo como un contraste; por eso, a la Liga se le bajaron las luces y se quedó en neutro.
San Carlos casi saca mejores dividendos , pero no pudo porque Cristopher Meneses sacó in extremis un remate de Félix Montoya.
Irse al descanso con el marcador de su lado, habría sido una situación invaluable para los Toros del Norte. Sin embargo, el empate no era tan mal negocio: el control de daños para aquel tempranero tanto surtió efectos.
La Liga dilapidó la ventaja tempranera y dejó ir la oportunidad de pasar un tranquilo sábado por la noche (por cierto, cayó una neblina, por momentos, a la que solo le faltaba Cartago).
Como indica el manual, tras el descanso, los manudos salieron a presionar en pos del desequilibrio numérico.
Una especie de rayería fue sorteada por la visita con las intervenciones de su meta, Danny Carvajal, quien se fajó con un par de latigazos de fuera del área de Kevin Sancho.
La entrada de Marcelo Fazzio Sarvas procuró darle a la Liga el manejo de la mediacancha.
La llegada de Alejandro Alpízar trató de darle a los rojinegros presencia escénica en los predios norteños.
Mientras Óscar Ramírez cambiaba la mano, Daniel Casas se quedaba con la misma baraja: su once inicial cumplía la faena con orden, con apenas apuros y sin detenerse en consideraciones filosóficas si tenían que despejar la pelota de una buena patada.
Sin embargo, en el muro defensivo norteño, Carlos Clark aprovechó una hendija para filtrarse y cruzar a Carvajal; luego, Bello cometió un autogol y todo el esfuerzo norteño quedó en nada y le dio un triunfo muy trabajado a la Liga.