Sufrido, sudado y celebrado. Así fue el título 28 de Alajuelense en el futbol nacional, conseguido anoche en su propia casa, el estadio Alejandro Morera Soto.
Al filo de la navaja, con su estadio a reventar, la historia no podía ser otra.
Eso sí su rival, Herediano, fue digno y se encargó de llevar las emoción al límite.
Sin embargo con el gol de Álvaro Sánchez la tranquilidad llegó para los rojinegros.
Allí está su corona 28 en la vitrina y de paso se coloca a una por detrás de su archirrival Saprissa.
El título viene como un bálsamo para el club manudo. El año no fue fácil y los tropiezos fueron varios.
Pero ya nada importa para ellos porque terminar el torneo con la corona ayuda para olvidarlo todo y celebrar. Eso fue justo lo que anoche hicieron los manudos.
Angustia. La agonía manuda comenzó desde el primer tiempo, en el momento que Allen Guevara chocó una pelota en el horizontal.
Aquella fue la jugada más clara que tuvieron los rojinegros, que fueron los claros dominantes durante este período.
Minutos más tarde fue Valle quién pegó el esférico en el tubo, dando un segundo aviso, mas no sentenció en la portería.
Para los segundos 45 minutos ocurrió una situación similar, debido a que otra vez Valle envió un remate que Leonel Moreira logró aruñar y la pelota caprichosamente golpeó el horizontal.
La diferencia fue que en el complemento, el que dominó las acciones fue Herediano, al que los cambios de Ismael Gómez, Esteban Ramírez y Diego País le surtieron mejor efecto que los realizados por el estratega Óscar Ramirez.