El técnico Ronald Mora, el entrenador de porteros Ariel Castillo, el masajista Fernando Ford y los delanteros Kendall Wilson y Kurt Bernard buscarán el domingo dar el primer paso para repetir esa gesta que ya lograron el 10 de mayo de 1998 con victoria de 2-0 sobre Osa.
“Vamos tranquilos, sabemos de la responsabilidad no solo por el equipo sino también para la provincia, que sueña y está ilusionada con volver al igual que nosotros”, aseguró Kurt Bernard, quien con 20 años figuró en ese equipo de 1998.
Y es que esa era la tónica del entonces llamado Asociación Deportiva Limonense o Asodeli, un equipo integrado en su mayoría por jugadores jóvenes de la provincia.
Ese club que alcanzó el campeonato de Segunda División se mantuvo en la máxima categoría por cinco años, para luego descender el 28 de abril del 2002.
Al ahora llamado Limón F. C. lo integra un plantel que combina la juventud y la experiencia, fórmula que se pondrá a prueba en dos días cuando disputen el primero de los dos partidos de la final del Clausura, en la que se enfrentarán a Turrialba en calidad de visitante.
“La gente en la calle me recuerda esa época bonita aquí (...), me dice que qué bonito sería que otra vez ascendamos al equipo”, comentó el
Junto a las jóvenes figuras en el plantel destacan varios nombres que ya han sonado en la Primera División, además de los ya mencionados casos de Bernard y Wilson.
David Diach, Kevin Cunningham y Kevin Stewart son ejemplo de otros que ya conocen el nivel y exigencias de la categoría mayor.
Precisamente Stewart sobresale en este regreso al equipo, luego de que estuviera con los caribeños de 1998 al año 2002.
“Estoy contento, agradecido con Dios de que me dio la oportunidad de resurgir de nuevo en el equipo, ha sido una lucha ardua de todos pero está dando sus frutos”, explicó el guardameta, quien curiosamente enfrentó a los limonenses con la camiseta de Osa en el partido que significó el ascenso de los primeros a la máxima categoría.
El nuevo dueño, de nacionalidad costarricense pero que vivió 33 años en Estados Unidos, transformó al equipo en una sociedad anónima y desde un principio apuntó al regreso a la máxima categoría.
Su llegada al club aportó salud en las hasta entonces maltrechas finanzas de un equipo que ha usado el Nuevo Estadio de Limón como sede a la espera de la restauración del Juan Gobán, reducto que volverá a ser la casa de uno de los semilleros del futbol nacional.