El León rojinegro pecó de tímido anoche en Tibás.
Alajuelense no solo salió con las manos vacías del recinto morado, sino también dejó en blanco el apartado de remates directos al arco saprissista.
La Liga dejó su dinamita en el vestuario e inquietó poquísimo al portero Danny Carvajal, quien no vivió apuros durante todo el encuentro.
Lo más peligroso que generó la escuadra eriza fue un cabezazo de Johan Venegas, empero estaba en fuera de juego.
El goleador liguista, Armando Alonso, lució maniatado y acabó relegado en la segunda parte del compromiso.
De los contados intentos ofensivos, la estadística registró dos tiros desviados del volante Pablo Antonio Gabas.
Fiel a su libreto, el técnico alajuelense, Óscar Ramírez, jugó al límite.
En la segunda parte, el Macho apostó a la velocidad de José Guillermo Ortiz y al desequilibrio de Álvaro Sánchez, no obstante, ambos se atoraron entre la zaga local y no aportaron más que algunas galopadas.
“En nuestra cancha nos tocará proponer. Tenemos los argumentos para hacerlo. La bola muerta es parte de nuestras armas”, indicó Ramírez sobre el desenlace del cotejo.
El estratega promete que su equipo será otro en Alajuela.