En el fútbol hay modos y formas para ganar un partido, y Alajuelense se apegó a un estilo resultadista para sacar los puntos y sostenerse en la cima.
Lo hecho por los rojinegros en la última semana así lo refleja: salvo el segundo tiempo del clásico ante Saprissa, en el que estuvieron impecables, los siguientes dos encuentros los resolvieron al filo de la navaja, con tensión y aliados a la angustia.
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Ante la Universidad de Costa Rica, el León replicó ayer la presentación que exhibió a mitad de semana frente a Pérez Zeledón: ganó con lo justo, sin encandilar y hasta con el reloj en la mano.
Tan parecido fue el desempeño liguista que, por esas cosas del fútbol, el único gol del partido lo anotó el mismo hombre: el hondureño Carlos Discua.
El catracho lanzó un tiro libre que, con la complicidad de una endeble barrera y la mala ubicación del arquero Carlos Méndez, terminó en anotación, en el 43’.
Ese tanto fue el oasis de un partido poco atractivo en el que Alajuelense no tuvo las herramientas para verse bien y superar a un cuadro batallador, aunque limitado en ataque.
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Aparte del gol, la acción más vibrante fue un remate cruzado que lanzó Jonathan McDonald y que impactó uno de los postes defendidos por Méndez.
Equilibrado. Perfectamente el duelo pudo acabar con repartición de puntos, pues nadie hubiera cuestionado la paridad de fuerzas en el Estadio Nacional.
Debido al rendimiento de los alajuelenses, el 0-1 significó un botín muy grande, todo lo contrario para la UCR, que recibió un castigo severo, ya que los dirigidos por Guilherme Farinha hicieron lo que pudieron para no salir con las manos vacías.
El equipo universitario mostró los argumentos para arrinconar a la Liga y hasta tejió una invaluable ocasión que José Mena malogró al cierre del partido.
A cuatro minutos para el pitazo final, el capitán celeste quedó frente a Patrick Pemberton, pero tardó tanto en rematar que le dio tiempo a Johnny Acosta de bloquearle el disparo.
Esa quizás es la diferencia entre un equipo con mayor linaje a otro humilde: el no perdonar y administrar la ganancia en momentos de apremio.
Aún y con que ganó, el líder del Invierno no logra encandilar y menos gustar.
Por momentos extrañó ver a Alajuelense con todos sus hombres metidos en su campo.
El técnico Hernán Torres lo admitió al final del juego; la orden era no desgastarse y alejar el peligro como fuera posible.
La táctica pudo más que el brillo y para los intereses manudos, la ganancia está reflejada en la tabla de posiciones.
Hoy Alajuelense mira a todos sus rivales por el retrovisor, mas, en la cancha los argumentos están lejos de referenciar a un puntero solido y convincente.
La Liga defiende la cima con angustia y tensión.