Liberia se aferra a las ganas, al coraje y al honor para mantener encendida la llama de la permanencia en la Primera División. Su empate por la mínima ante Belén lo reflejó en la cancha del Colleya Fonseca.
Los pamperos son coleros en la tabla general junto a los belemitas —ambos con 33 puntos—, por eso no debían trastabillar ante el que hoy puede enviarlo al descenso.
A pesar de recibir un gol tempranero, a los tres minutos, obra de Juan Pablo Vargas, los visitantes mostraron carácter y esas ganas impidieron que los locales le sacaran mayor provecho a ese golpe, que bien pudo ser un nocaut.
El empate llegó al 32’, gracias a un penal cobrado a la perfección por Wálter Chévez.
En los últimos 15 minutos del juego, los dirigidos por Marvin Solano hicieron gala de esa vergüenza deportiva que se siente cuando se está a las puertas de bajar de segunda. Metieron pata, ganaron las segundas bolas y por poco llegaron al gol de la victoria en los pies del brasileño Anderson Andrade o en la cabeza de Jean Scott.
Al final, Solano y compañía regresaron a Guanacaste con un botín que podría ser la clave para sonreír al final de la temporada y librar la amargura de abandonar la máxima categoría del balompié nacional.
Lo inusual del juego lo protaganizó el árbitro central Pedro Navarro, quien a los 40 minutos expulsó al belemita Diego Franco al confundirse y mostrarle una amarilla y luego una roja, pero en realidad no le había mostrado la primera preventiva. Al final rectificó y Franco continuó en el juego.