Cartago. Las diabluras de un chico casi desconocido en el fútbol de la Primera División llenaron de una espesa bruma de dudas el camino de la clasificación del Cartaginés.
En algún momento la ruta al boleto a semifinales parecía estar claro para los blanquiazules, pero con sorpresas como las de ayer, ahora todo parece estar confuso y más cerca de dar un mal paso y caer, que de llegar bien a buen puerto.
Pero más allá del mal momento de Cartaginés , hay que hablar del buen juego carmelo, dirigido con sapiencia desde el banquillo por el portugués Guillerme Farinha.
El luso impregna confianza y se sabe al dedillo el accionar de sus muchachos. Un solo trazo suyo con las manos, una pincelada suave y el equipo acata los movimientos, como aquel director de orquesta.
Seguramente el experimentado estratega llevó cursos de administración de empresas o algo similar, pues supo manejar el ritmo a placer para al final ganarle el juego a un Mauricio Wright, sentado en la gradería del Fello Meza por expulsión.
Roja mortal. Ayer hubo dos partidos en Cartago.
El panorama inicial cambió por completo con la expulsión del guatemalteco Sixto Betancourt al filo de la primera mitad.
La roja directa del chapín fue mortal para el cuadro brumoso y le dio aire a Carmelita, que se infló mucho más y pasó de una tibia actitud a una agresividad constante.
Lo de Betancourt es un mal que arrastra Cartaginés desde hace varias temporadas con la contratación de sus extranjeros, los cuales restan más en lugar de sumar.
Carmelita tomó la batuta y se metió al partido de lleno.
En un contrarremate de Darío Delgado, Keishmer Powell se puso el traje de héroe para halloween y metió el primer dardo, al 51’.
De escasos 24 años y de semblante tímido, al punto que se negó a brindar declaraciones por pena, Powell corrió a envolverse en un fuerte abrazo con Farinha, en gesto de agradecimiento.
Pero la alegría solo duró cuatro minutos. Cartaginés respondió con Johan Condega, quien envió un remate potente revestido de urgencia y necesidad, que hicieron imposible la reacción de Ólger Ruiz.
Era el mejor momento del partido para los brumosos, pues al fin tenían a su presa en un rincón.
Definitivo. Pero justo ahí vino la tragedia. El carmelo Ángelo Padilla sirvió para Powell quien remató elevado para “bañar” a Alejandro Gómez y poner el 2-1 , al 65’.
Marcador en contra, un hombre menos y la poca respuesta fueron los detonantes para todo tipo de reproches por parte de los pocos aficionados que acudieron al Fello Meza a presenciar el juego.
Críticas que fueron a dar, tal vez de forma injusta, hacia pararrayos como el asistente Hugo Viegas y el volante Randall Alvarado.