Redaccion
El técnico Jeaustin Campos regresó al banquillo del Deportivo Saprissa. Pasaron 1.795 días para que el entrenador de 43 años volviera a dirigir al equipo de sus amores, después del ya lejano 1° de noviembre del 2009, cuando cayó ante el Cartaginés en su último juego al mando del 'Monstruo'.
Un equipo muy diferente encontró el timonel morado. En el 2009 era acuerpado por el portero que hoy defiende el marco del Real Madrid, Keylor Navas. Tenía el lateral izquierdo del Everton de Inglaterra, Bryan Oviedo y a Wálter Centeno en el mediocampo. De aquel cuadro solo estaban este miércoles en el '11' de Campos, cinco años después, Manfred Russell y David Guzmán.
De la manera más elegante salió al terreno de juego minutos antes de que el clásico diera inicio: traje azul con una camisa celeste, corbata morada y zapatos café. Prefirió no estar en el calentamiento de su equipo, pero al salir a la cancha sintió la atmósfera de su amado estadio Ricardo Saprissa Ayma, a medio llenar.
Se persignó y el camino hasta el banquillo tibaseño lo recorrió con su asistente técnico, Marco Herrera, y un encargado de la seguridad. Segundos antes de iniciar el cotejo, repasó sus últimos apuntes en una libreta morada.
Los primeros en recibir indicaciones fueron Hansell Arauz y David Guzmán, justo en el momento en que Wálter Quesada daba inicio al partido que puso frente a frente a los dos equipos más ganadores del país, pero que al final favorecería a los liguistas.
No estaba en los planes de Campos sentarse en el transcurso del partido. Giraba indicaciones sin parar y hasta llamó la atención de su colega Óscar Ramírez, quien lo veía de reojo con el seño fruncido.
Jeaustin tuvo su director técnico dentro del terreno de juego; la constante comunicación con Gabriel Badilla dejaba claro que el capitán era pieza clave en la estrategia de los morados.
Su primera muestra de sentimientos tuvo lugar cuando David Ramírez estremeció el poste de Patrick Pemberton. Se llevó las manos a la cabeza y no encontraba la respuesta del porqué su equipo no iba arriba en el marcador.
La experiencia es un valor agregado en los entrenadores y Jeaustin Campos lo demostró cuando le daba instrucciones al masajista del equipo, Juan Gabriel Rodríguez, para que cada vez que le daba asistencia a un jugador lesionado, repartiera indicaciones a los futbolistas, aprovenchando el tiempo.
Campos no se quedó callado y habló con el cuarto árbitro para reclamar un par de jugadas que consideraba como falta, pero se tapaba la boca para que las cámaras no captaran sus palabras, como hacen los futbolistas en España.
El trago amargo lo vivió en la segunda parte, cuando cayeron las anotaciones rojinegras, que le propinaron su tercera derrota en clásicos y la primera en su regreso.
Lo cierto es que Jeaustin volvió a sentir lo que es dirigir al Deportivo Saprissa... nada menos que en un clásico ante Liga Deportiva Alajuelense.