Usted lo recordará como el goleador empedernido de Puntarenas, cualidad que le valió el título de máximo artillero en dos temporadas. Ahora ha caído en desgracia, pero trata de recuperar su estado físico y su familia para dar alegrías a los seguidores heredianos.
Se trata de Javier Astúa, quien inició esta campaña con San Carlos, tras jugar con Alajuelense, el Palestino de Chile y su natal, Puntarenas.
Ayer, mientras procuraba hacer la prueba de esfuerzo, único requiso pendiente para firmar con los florenses, conversó con La Nación sobre su pasado, presente y futuro.
Con aire desgarbado y mirada melancólica, llegó acompañado de su amigo Johnny Murillo, Robin Farah (quien ya fichó para Herediano) y Carlos García, de la comisión médica rojiamarilla.
Astúa, goleador en 1992 con 15 goles y en la temporada 93-94 con 21, no pudo efectuar finalmente la prueba, pero lo hará hoy en el laboratorio Krebs de Tibás.
-- ¿Como fue su paso por San Carlos?
-- Lo califico de desafortunado. Llegué a ese equipo con la idea de volver al nivel que alcancé con Puntarenas, pero me lesioné un mes después. Entonces, se dio una situación muy difícil. Los directivos y el cuerpo técnico me exigieron jugar y lo hice porque me sentí obligado moralmente. Fue un error, puesto que me compliqué más. Luego comenzaron los problemas económicos; no nos pagaban a tiempo y llegaron las penurias a mi hogar. Hubo momentos en que no teníamos qué comer y las deudas se acumulaban en la libreta y en mi cabeza.
-- ¿Qué otros problemas se presentaron?
-- Bueno, me duele confesarlo, pero ahí va. Dado que vivía en la estrechez económica, mi esposa comenzó a resentir esa situación. Tuvimos algunas discrepancias, pero ya todo pasó, puesto que mi familia está conmigo en las buenas y en las malas. Ella está actualmente en Puntarenas y solo esperamos llegar a un acuerdo con Herediano para que se venga conmigo.
-- ¿Y Chile?
-- Fue la experiencia más mala que he tenido. Llegué al Palestino muy motivado y los problemas empezaron cuando Puntarenas se negó a mandar el pase internacional. Duré 15 días esperando, pero luego destituyeron al técnico que me contrató y el nuevo hizo varios cambios, entre ellos, sacarme a mí del primer equipo. Al final, me sentí desechado, nunca reconocieron mi esfuerzo y acabé desmotivado, no obstante que ganaba muy bien.
-- Entonces, firmó con la Liga
-- A Alajuelense llegué desmotivado y me propuse alcanzar mi nivel de juego. Sin embargo, pronto me fracturaron la nariz en un partido contra Sagrada Familia. Allí tuve otros inconvenientes, como que Roy Lassiter, Rónald Gómez y Washington Hernández son excelentes jugadores y fue muy difícil banquearlos.
-- ¿Cuál es su situación actual?
-- Fisicamente estoy muy bien, pues mantengo el ritmo de entrenamiento. Si firmo con Herediano, lucharé por una oportunidad y espero no defraudar a nadie.
-- ¿Cómo consiguió su libertad de San Carlos? -- Los directivos querían cobrar un millón de colones, pero les hice ver que a mí no me pagaron fichaje y por tanto, esa suma era ridícula. Luego de un estira y encoge, yo renuncié a medio millón de colones que me deben por salarios a cambio de la carta de libertad.
-- Y ahora, Herediano -- Eso espero. Unicamente falta el examen médico de rigor, el cual no creo que presente ningún problema