5/11/2011 encuentro entre heredisno y limn, en el rosabal cordero./Pablo montiel
Los florenses lo intentaron como pudieron, tal y como ser el líder de la tabla les exige.
Los limonenses se esforzaron al límite, tal y como ser uno de los últimos lugares les obliga.
Herediano salió con mucha fuerza y en la primera jugada del encuentro gozó de un mano a mano con Sánchez.
Apenas transcurrían 40 segundos en el reloj y José Carlos Cancela estuvo muy cerca de anotar, pero la envió afuera.
Olía a un vendaval ofensivo.
La aproximación marcó la puta de lo que serían los minutos iniciales: los de casa se adueñaron de la pelota y tocaron con criterio.
El desborde por los costados fue su mejor arma, utilizando a José Luis Cordero y Anderson Andrade, por izquierda y por derecha, respectivamente.
Las llegadas simplemente eran el desenlace lógico de un claro dominio florense.
A Cordero le sacaron una de la línea, al 14’ y a Pablo Salazar le anularon un gol por una posición fuera de lugar, al 19’.
Sin embargo, este último tendría rápidamente su revancha.
Cuatro minutos más tarde, Cordero lanzó un centro al segundo palo; Sánchez que achicaba en el primero no pudo regresar.
Salazar la introdujo en la boca del arco con un cabezazo.
Empero, el futbol es extraño.
Cuando Herediano tenía todo para acelerar, más bien se relajó y le abrió el candado a Limón.
Ismael Gómez, aislado hasta el momento, tuvo más permisividad y Kareen McLean se soltó de las labores defensivas, activando el interruptor del mediocampo.
Los caribeños adelantaron filas y por fin tocaron el área rival.
No obstante, el gol que estaba por venir, nadie lo podía imaginar.
Saliendo de contragolpe, Kendrick Pinnock tomó el balón en mediocampo, se quitó dos marcas mientras corría en diagonal y sacó un zurdazo de escándalo al ángulo derecho de Daniel Cambronero.
Un pedazo de gol. Quizás de los mejores del campeonato.
Empero, los limonenses aguantaron todos los ataques.
El técnico Jafet Soto probó con los ingresos de los volantes Marvin Angulo y Diego Madrigal, los cuales le dieron alto vértigo a sus avances. Pero nada servía.
El guardameta Sánchez principalmente y su defensa andaban en uno de esos buenos días.
Tapada tras tapada, rechazo tras rechazo se fue el cronómetro.
No obstante, el arquero tendría que justificarse una vez más con el penal que le cometieron a Diego Madrigal en descuento
José Luis Cordero lo tiró a la derecha y Érick Sánchez voló hacia allá. Lo detuvo.
El empate final fue un premio al mejor jugador del partido.