José Antonio Pastor, quien hace poco editó la segunda versión de su libro sobre la historia del Monstruo de Tibás, podría darle una charla a don Juan Manuel Álvarez para explicarse qué es el Saprissa, el equipo que dirige el mexicano y que, a juzgar por sus palabras, aún no conoce.
Talvez así Álvarez no nos venga a vender cuentos de fantasía que nos hablan de un equipo que “va bien” pese a que ni siquiera cosechó el 50% de los puntos disputados en su gestión; pese a que es incapaz de ganar dos partidos seguidos; pese a que no logra regresar a las posiciones de vanguardia que siempre fueron el nicho natural del club.
¿De qué le sirve a Saprissa meterle tres y cuatro goles a los equipos más malos del torneo, si cuando le toca enfrentarse a rivales de fuste su propuesta naufraga y nos vuelve a recordar al cuadro aquel que se hundió estrepitosamente en el peor torneo de su historia, en el Campeonato de Invierno pasado?
El club que fundó don Ricardo Saprissa tiene una responsabilidad histórica que obliga a sus actores a, por lo menos, pelear el título para que puedan caminar con la conciencia tranquila por la vida.
Cualquier otro derrotero es sinónimo de fracaso para una institución que ostenta 29 títulos nacionales (la mayor cifra entre los clubes ticos), que fue campeón local seis veces seguidas, que ganó tres torneos de la Concacaf, que fue tercero en el Mundial de Clubes del 2005 y que fue declarado como el mejor equipo del siglo XX en toda la región de la Concacaf.
Don Juan Manuel, no engañe a los seguidores saprissistas diciéndoles que la S “va bien”.