¿Esta es la peor crisis financiera del Cartaginés?
No. La gente que habla no conoce lo que pasa. Las pérdidas en el 2006 eran mucho más altas. Lo que creo es que esta es la peor crisis de la que han sido informados los socios, porque en las anteriores no se les comunicó cómo estaba el club.
¿El equipo está al borde de la quiebra?
No. Mientras una empresa genere ingresos, aunque sus gastos sean mayores, tenemos la posibilidad de ajustar y en el tiempo se puede solucionar; hay que tomar medidas correctivas. Nuestro problema es el flujo de caja porque para cobrar los patrocinios tengo que estar al día con las obligaciones sociales.
¿Se pierden ¢22 millones por mes en Cartaginés?
Nuestro déficit es de ¢20 millones por mes. No es un gran cambio, pero con algunos ajustes, ese déficit viene siendo menor. Estamos ajustando todo hacia abajo, sin afectar la planilla de la Primera División.
¿Cómo hacen para mantener el equipo a flote?
Eso se llama creatividad financiera. Es complicado, pero son muchas estrategias.
¿Han puesto dinero de sus bolsillos para las deudas?
Sí. No somos gente adinerada, pero dentro de nuestras posibilidades hemos pagado concentraciones, salarios de jugadores e incluso hemos tenido que poner dinero nuestro hasta para pagar la luz.
¿Esos aportes son dineros perdidos?
Esperaría que lo recuperemos porque la idea es que sea un préstamo como cualquier otro que recibe el club, pero es claro que en la condiciones actuales, terminamos en la última línea de lo que se debe pagar.
¿Necesitan $1 millón para salir de la crisis financiera?
Necesitamos $1 millón (¢540 millones). Ese dinero no solo incluye las necesidades inmediatas, como lo son las hipotecas del estadio, sino las deudas.
¿Quién es el responsable del presente financiero tan crítico?
La culpa es de muchos y de muchos años de mala gestión financiera; por supuesto que nosotros abonamos a esa crisis, no voy a pretender decir que no nos hemos equivocado. Sin embargo, pensar que la crisis la hicimos nosotros, es falso.
Se dice que ustedes inflaron planillas y que el partido del Fulham empeoró todo.
No. Tuvimos que hacer ajustes importantes en la planilla porque recibimos al equipo en el puesto 11 y no podíamos pretender que sobreviviéramos con los mismos salarios. Lo del Fulham siempre nos lo criticarán y siempre seremos recordados por eso, pero el impacto de las deudas por ese juego no son una parte importante de los problemas. La gente piensa que pagamos muchos millones y no fue así.
¿Por qué se llegó a esto?
Deudas atrasadas a las que no quisieron hacerle frente y que se multiplican por los intereses. Además, alguna alegría nuestra por el subcampeonato (Verano 2013), porque creímos que reforzando el equipo y consiguiendo jugadores de mayor nivel, podíamos alcanzar el título. En ese momento firmamos contratos por los que ahora nos arrepentimos.
¿Cuáles decisiones no tomarían si retrocedemos el tiempo?
La creación de una gerencia deportiva, porque creo que Cartaginés no la necesita. Posiblemente no hubiera realizado el partido del Fulham en las condiciones en que se hizo. Lo hubiera hecho de común acuerdo con los otros equipos (Liga y Saprissa).
¿Ha pensado en renunciar?
No. Nunca me ha pasado por la mente renunciar, ni siquiera con las presiones que hemos tenido. Si me metí en esto, asumo las responsabilidades.
¿Cambió su vida desde que es presidente de Cartaginés?
La vida cambia porque uno no dimensiona la exposición que tiene. Hay que tener mucho cuidado en cómo se dicen las cosas y tolerancia porque hay que hablar con la gente y responder las inquietudes. Además, uno se tiene que volver un mejor administrador de su tiempo porque no es solo ir a las sesiones de Junta y a los juegos.
¿Imaginó esta complejidad?
Escuchaba lo difícil que era, pero una cosa es que se lo cuenten y otra muy diferente es enfrentarlo. Sabía que iba a encontrarme dificultades, pero lo que no podía dimensionar era que los mayores obstáculos vinieran de los dueños del Cartaginés.
¿Le quita el sueño toda la crisis que vive el club?
No puedo decir que me quita el sueño, pero sí me quita unas horas de mi descanso porque es un tema complicado. Paso madrugadas pensando en cómo solucionar el problema y si se soluciona uno se cae en otro, así que en paso algunas malas noches.
¿Cómo vive su familia su faceta de presidente brumoso?
Mis hijos no viven en Cartago y tienen sus propios trabajos, así que trato de mantenerlos al margen de esto. Para mi familia no hubo mayor cambio, solo me apoyan, aunque aveces cuando todo se complica se preguntan qué estoy haciendo acá (Cartago).
Usted se cuestiona ¿Qué estoy haciendo en Cartaginés?
Me atrevería a decir que nadie se ha cuestionado esto. Principalmente porque uno siente que está haciendo una labor esforzada y consciente. Aunque si alguien me pregunta le diría que lo piense bien antes de meterse en esto.
¿Qué le dicen en las calles?
Soy de los que todavía camina por las calles y nunca he tenido problemas con absolutamente nadie. Lo más que me dicen es que talle a los jugadores, pero nunca se me acercó nadie de forma agresiva o a increparme.
¿Pensaba que se iba a encontrar con tantos obstáculos?
Sabía que iba a encontrarme dificultades, pero lo que no podía dimensionar era que los mayores obstáculos vinieran de los dueños del Cartaginés.
¿Le perjudica lo que pasa en el club en su vida personal?
No. Creo que la mayoría de los socios son conscientes de los esfuerzos que hemos hecho y la claridad y transparencia que hemos tenido principalmente en los temas financieros.
¿Le ha tocado a usted o a sus compañeros poner dinero de sus bolsillos para cubrir deudas del equipo?
Sí. Nos ha tocado a todos poner dinero de nuestros bolsillos. No somos gente adinerada, pero dentro de nuestras posibilidades hemos tenido que pagar alquileres de apartamentos y concentraciones. Otros pusieron para pagar salarios de jugadores e incluso hemos tenido que poner dinero nuestro hasta para pagar la luz.
Lo que pusieron ¿Terminan siendo dineros perdidos?
Esperaría que lo recuperemos porque la idea es que sea un préstamo como cualquier otro que recibe el club, pero es claro que en la condiciones actuales terminamos en la última línea de lo que se debe pagar.
¿Fue un error asumir la presidencia de Cartaginés?
No. Nunca es un error hacer las cosas en las que uno cree y en las instituciones a las que uno quiere. Los obstáculos y del lugar de donde vienen es lo que lo termina asustando a uno.
¿Cartaginés está al borde de quebrar?
No. Mientras una empresa genere ingresos, aunque sus gastos sena mayores tenemos la posibilidad de ajustar y en el tiempo se puede solucionar. Las empresas que quiebran es porque no toman medidas correctivas. Estamos en una situación complicada, pero nuestro problema es el flujo de caja porque para cobrarle a los patrocinadores tengo que estar al día con las obligaciones sociales y sino no me pagan.
¿Cómo queda la imagen del club ante las disputas dirigenciales con Dennis Torres?
Es un daño a la institucionalidad, es un daño a la Sociedad Anónima Deportiva Club Sport Cartaginés que en este momento tiene una junta directiva y solo una. Incluso es una falta de inteligencia, desde el punto de vista de oportunidad, porque gracias a esto ha habido un apoyo masivo a la institución, no a la junta directiva, sino que al club y a los mismos jugadores.