La Copa Oro que tiene como prioridad el dinero de la comercialización del evento, en lugar de la esencia deportiva.
Jürgen Mainka, vocero de Concacaf, había dicho a La Nación, antes de empezar el certamen, que los grupos se hicieron basados en aspectos comerciales y competitivos.
Por lo tanto, no se realizó un sorteo para definir las llaves, sino que una comisión elegida por Concacaf organizó el torneo en todos los ámbitos. Inclusive, las designaciones arbitrales no pasaban por las manos de la Comisión de Arbitraje.
Otro punto en el que lo económico inclina la balanza es la elección de las sedes. El principal parámetro es ubicar a uno de los equipos en un lugar en que viva gran cantidad de ciudadanos de ese país. Además, siempre se hace en EE. UU.
Otro aspecto en que se despierta la desconfianza del aficionado es en la organización de los grupos, pues México y Estados Unidos no se enfrentarían en el camino hacia la final.
La única manera de que esto no ocurra es un desplome de alguna de esta selecciones, y que clasifique como mejor tercera.
Rafael Vargas, secretario general de la Federación Costarricense de Fútbol, considera que la actual edición de la Copa Oro marcará un precedente.
“Después de esta edición, posiblemente las federaciones que pertenecen a Uncaf solicitarán un análisis profundo a la Concacaf, desde cómo se eligen los grupos, hasta la elección de las sedes y las designaciones arbitrales, por citar algunos ejemplos. La edición actual generará un después; hay un descontento generalizado que sin duda formará un grupo de federaciones, que se hará sentir para darle un giro”, enfatizó Vargas.
La Fedefútbol considera que la Concacaf debe lavarse el rostro desde la eliminatoria que ya está en curso y poner la transparencia como prioridad para las siguientes ediciones de la Copa Oro, competición que cayó al nivel más bajo en este 2015.