Buenos Aires
“Los mejores jugadores van a decidir la eliminatoria”, nos dijo en octubre Ricardo Bochini, brillante analista del juego, oteando el tramo final de la competencia. No los mejores técnicos: los mejores intérpretes. Y se está cumpliendo.
Los cinco que ocupan hoy los peldaños altos de la tabla son quienes cuentan con las mejores individualidades. Al servicio del equipo, claro (esta es otra de las diferencias entre el fútbol de hoy y el de ayer). A nivel táctico, estratégico, están todos nivelados. Define la mayor categoría individual de un conjunto sobre otro.
En la pelota vasca, deporte aún más bello que el fútbol si esto es posible, abundan las apuestas. Y antes de poner el dinero, el apostador evalúa jugador por jugador. Se mide delantero por delantero, zaguero por zaguero. Si la pareja “A” es más y más, difícilmente pierda. En fútbol es más complejo, son once. Pero cuando un equipo es más y más que el otro, siempre está cerca de ganar. A falta de tres fechas para el final de este Premundial, es lo que ha pasado.
Desniveló la jerarquía. Eso se vio reflejado en el volcánico Perú 1, Uruguay 2, partido decisivo si existen. Cuando ambos tenían que ganar para de verdad entrar en la lucha cuerpo a cuerpo por un cupo, se impuso la clase de los charrúas. La misma diferencia que hubo en Colombia 1, Ecuador 0, entre Teo Gutiérrez y Achilier, en la acción que determinó la expulsión del defensa ecuatoriano.
El primero aprovechó al máximo la inocencia del segundo. Así, en un detalle, se definió un partido que Ecuador llevaba bien.
Uruguay, inmenso. Parecía irremediablemente eliminado. Le quedaba una sola: jugarse la vida en cinco finales terribles; tres de ellas de visitante. El equipo deTabárez pasó la primera ante Venezuela con buena nota. El viernes aprobó la segunda con un destacado en Lima. Más allá de la actuación peruana (buena), del arbitraje o de su propio estilo (se protege atrás y espera el error adversario o el acierto de sus tres demonios de ataque Suárez-Forlán-Cavani), dejó el alma la Celeste.
“Con H de hombres” título El País . Muy gráfico. Cuando 14 futbolistas ponen lo que puso esa gente en Perú, es difícil perder. Pasan de jugadores a gladiadores. Y uno se contagia del otro. Impresionante lo del lateral derecho Maxi Pereira. Parecía Rambo.
Crack entre cracks. Un peleador callejero, se queja de todo, simula, habla, choca, se tira... Luis Suárez es todo eso, y también un jugador enorme. Aparece siempre. Y en las más difíciles, más figura. De la nada inventó una maniobra entre tres, buscó el penal, se lo hacieron, lo convirtió y después anotó un golazo con gran técnica de remate. Ya es uno de los grandes de todos los tiempos del Uruguay. Se hace un lugar entre Schiaffino, Obdulio, Gigghia... Por eso llovieron ofertas por él en el mercado de pases. El Liverpool tiene que andar con una escopeta para que no se lo lleven.
Chile, fantástico. Con el debido respeto hacia los demás, puede que Chile tenga el mejor técnico de la Eliminatoria. En dos partidos, Jorge Sampaoli convirtió a la Roja en una máquina de atacar y de crear fútbol. Hasta Alexis Sánchez parece arrasador. En la doble jornada de junio hubo un hecho que pasó inadvertido, pero que pinta a Sampaoli: jugó solo con dos defensas netos: Marcos González y José Rojas. El viernes, ausente Rojas, puso otra vez dos: González (que subióvarias veces y marcó un gol) e Isla, casi un puntero derecho. Los demás, todos atacantes o volantes ofensivos. Chile ataca por aire, mar y tierra. Pudo hacerle siete a una Venezuela que dejó todo, pero que simplemente se vio desbordada. Cuando una selección juega así, el país entero se siente orgulloso.
Una Colombia utilitaria. Le costó 40 minutos desnivelar a Ecuador. Y lo logró justo cuando el rival quedó con 10. Colombia fue menos atractiva, menos arrasadora. Ecuador le estaba discutiendo bien el partido en el medio, le impedía armar juego, y con ello que entraran en acción sus temibles atacantes. Lo definió el oportunismo, la viveza de Teo Gutiérrez y de James Rodríguez. Colombia pareció urgida de cerrar el partido para llegar a los 26 puntos y acariciar la clasificación.
¡Qué lástima, Perú! Hizo un trabajo irreprochable Markarián con la 'Bicolor'. Y tal vez más que eso. De la nada construyó esta selección que se para bien, que domina a muchos, que cada día juega un poco mejor.
Pero en ese bregar se le fue la eliminatoria. Si no clasifica es porque le faltan esos cinco centavos de talento para generar el desnivel. Perú propuso, quiso, manejó el juego con velocidad, precisión, hasta con personalidad; y con un Rinaldo Cruzado en nivel superlativo. Le faltó un Suárez, ese plus que da un crack para ganar el partido.
Los jueces, ay... El árbitro de Colombia, Ecuador, no midió con la misma vara. Por hacer falta siendo último hombre, expulsó a Achilier; no hizo lo mismo con el colombiano Carlos Sánchez cuando le cometió penal a Antonio Valencia.
Chile ganaba cómodo a Venezuela, pero Salomón Rondón metió el 1 a 2 con un cabezazo y el juez lo anuló. Solo podemos decir una cosa: es uno de los goles más lícitos de los últimos 30 años. Y del Perú-Uruguay, cabe decir que a los Celestes les tocó el arbitraje perfecto para un visitante. No es que ganó por el juez, simplemente fue el arbitraje soñado para quien debe jugar una final fuera de casa...