Cartago. Cuando el árbitro Henry Bejarano sentenció el empate entre Cartaginés y Herediano resultó inevitable voltear la mirada hacia los técnicos: de forma simultánea ambos reflejaron el sinsabor de un punto sin brillo.
El timonel local, Enrique Meza, lanzó al aire un grito de impotencia porque dejó dos puntos en su patio y el visitante, Mauricio Wright, chocó sus palmas en señal de que a los suyos se les escapó un botín preciado.
Las sensaciones de los entrenadores se apegaron a lo que los actores interpretaron en la cancha: un partido de poca emoción, muchas ataduras y constantes faltas que le quitaron fluidez.
Aunque en el papel la expectativa era de un pulso de tome y deme, no fue así porque escasearon las emociones en los arcos.
En especial en el segundo tiempo donde ninguno de los hombres de pantaloncillo corto se animó a inquietar con peligro la portería enemiga.
Ni un solo tiro directo a marco en 45 minutos demostró que el juego pasó por otro lado menos por donde realmente importa.
Todo y a pesar de que el cotejo empezó movido con la anotación florense conseguida por Elías Aguilar al minuto tres.
Sin que el encuentro calentara, el volante lanzó un tiro libre al corazón del área, la pelota se coló entre Pablo Salazar y Andrés Lezcano y se le escabulló al meta de casa Alejandro Gómez.
Historia. Cual copia al carbón de la semifinal de Invierno, el tanto presagió que se venía un choque electrizante y de alto calibre. Y que apenas pudiera, el Team tomaría del cuello a su rival y lo aniquilaría pronto.
Cartaginés se atascó en el campo, falló al momento de tocar la pelota y chocó en la ordenada zaga pintada de rojo y amarillo liderada por Keyner Brown. Con los brumosos a raya y el marcador en sus manos, el equipo de Mauricio Wright tuvo la oportunidad de dar la estocada, empero, le faltó serenidad y dejó con oxígeno a su oponente.
De tal manera a cinco minutos de que cerrara el primer lapso, Johan Condega encaró a Heyreel Saravia, este le bloqueó el paso y el juez pitó penal.
A doble turno (Bejarano repitió el lanzamiento por invasión del área), Jameson Scott cobró limpio el tiro y generó el 1-1 que al fin y al cabo se haría gigante por lo exhibido en la parte complementaria.
El frío de la Vieja Metrópoli congeló el accionar sobre el césped del Fello Meza.
El pelotazo desesperado y las permutas sin contribuciones generosas convirtieron el encuentro en una batalla de poco interés y atractivo. La tensión no subió a su máximo nivel pese a los antecedentes entre dos equipos acostumbrados a sacar chispas.
Apenas la aguja se movió un poco cada vez que Óscar Esteban Granados tocó la pelota o cuando el silbatero pasaba por alto lo que el público anfitrión consideraba una falta sobre los suyos.
Atados e incapaces de sacar chispas, cartagineses y florenses se quedaron con un punto con sabor a muy poco.