Alajuela. Abrigado en ese fútbol de temple que muestra desde que Guilherme Farinha lo dirige, Carmelita ridiculizó anoche el experimento de Óscar Ramírez en su propio laboratorio.
La expulsión de Alfonso Quesada al 90’, innecesaria y artera, y la posterior figura de Johan Venegas bajo el marco, le sacaron los colores a un club que pensó que con nueve suplentes bastaba para ganar.
Pero en el fútbol los nombres no son suficientes sin cohesión.
La cabeza baja y el gesto de impotencia y enojo en el rostro de Óscar Ramírez durante toda la primer parte dejó entrever que lo que hacían sus muchachos no le gustaba nada.
Esas nueve variaciones en la alineación, según Ramírez para rotar y dar minutos, supusieron un pellizco al orgullo carmelo.
Y es que pese a que los manudos, anoche visitantes, tuvieron más la pelota en el primer tiempo, su fútbol fue poco vertical porque Carmelita lo frenó.
Claro, también cuenta el que el brasileño Yvanilton de Almeida, quien parece tener buen servicio y mucho pulmón, aún está “cachorro” en su club para saber dónde y cuándo ponerla.
Este brasileño quiso darle velocidad al juego con primera intención, mas acá el desarrollo futbolístico no da para tanto.
Lo mismo le pasó al argentino Leonel Peralta, quien tocó de primera para Alejandro Aguilar, pero este, ni por asomo, pudo llegarle a un balón bien colocado.
Conforme la Liga se confundía con su poca amalgama, Carmelita, curtido en compromisos de músculo, fue acercándose poco a poco hasta que vio el primero.
La jugada, en parte por un desliz de Gutiérrez en la salida, llegó a pies de Marrero en la derecha, este centró y Padilla cerró la pinza ante la débil marca eriza.
Fue apenas la tercera llegada de Carmelita, pero más que suficiente pues la Liga en todo el primer tiempo arribó dos veces.
Con tal de cambiar el rumbo y, ahora sí, usar a los habituales, Macho sacó a Almeida, Peralta y Aguilar para incluir a Venegas, McDonald y Matarrita.
La apuesta, bastante ofensiva, no despeinó a Farinha, quien cerró la zaga con José Mora, y, luego, ambicioso, refrescó el ataque con el hondureño Víctor Ortiz y el argentino Lucas Monzón.
Este último abrió el camino del 2-0 cuando un disparo suyo fue mal despejado por Gutiérrez, quien se la quitó de las manos a Quesada, y el rebote le quedó a Verny Ramírez para fusilar.
Dos pelotas en el poste, de Venegas y McDonald, y la presencia de Johan en el penal que al cierre erró Carmelita, fueron las únicas noticias positivas de un experimento manudo para el que los verdolagas no se prestaron.