Guápiles
¡Qué golazo! Muchos observaron cómo el cañón de Carlos Hernández abombó las redes del arquero Marco Madrigal para salvar a Carmelita; lo que nadie sabía es que el pasado miércoles ante Uruguay, el Zorro sufrió un desgarro en el aductor de la pierna derecha.
El gestor del gol carmelo más importante del certamen jugó lesionado, pero por su mente nunca pasó la idea de ausentarse de esta final; el Zorro tenía claro que este partido lo afrontaba "hasta sin una pierna".
También estaba lesionado Bryan Orue, fundamental en el esquema de Vinicio Alvarado. Fue apenas al inicio del partido cuando el defensor se encargó de acomodar a sus compañeros de zaga, impenetrable y tenaz durante los 90 minutos.
Orue lloraba como un niño, hincado en el césped y abrazado del capitán Carlos Acosta, artifice del gol que revivió los bríos verdolagas, cuando de cabeza anotó el tanto del triunfo ante Uruguay el miércoles.
El rompecabezas carmelo tenía las piezas, pero no al hombre que se atreviera a armarlo. Fue hasta que apareció el "olvidado" Vinicio Alvarado.
Y ahí, con la pierna desgarrada pero el corazón hinchado de orgullo, apareció el Zorro para colocar la última pieza de un triunfo tan importante como merecido.
"Uno debe tener sangre y saber que el equipo le da de comer", dijo emocionado.
Un gol precedido por una buena jugada de Adrián Marrero, fundamental en el repunte carmelo.
El domingo, entre Marrero, el Zorro y el artillero Johnny Woodly se encargaron de maniatar el ímpetu de Santos.
El gol fue simplemente un premio para el mejor equipo en la cancha.
Férreo en defensa y desequilibrante en ataque, Carmelita plantó cara en el Ébal Rodríguez. Puso la pelota en el suelo y mostró la versión más fina de su accionar.
Y cuando fue necesario apareció el arquero Víctor Bolívar para tirar a la basura cualquier destello santista; dos intervenciones claves del cancerbero en la primera etapa le dieron un impulso a su equipo para salir con todo en busca del gol de la permanencia.
Precisamente, unos minutos después de que el cancerbero le detuviera un buen remate a Jhamir Ordián, apareció el Zorro para sacarse de la manga ese disparo a quemarropa que pegó en el palo, 'bañó' a Madrigal y se coló en las redes.
¡Un golazo! Tan bueno, como el cierre de la segunda vuelta de los verdolagas. De los últimos cinco partidos ganó cuatro y empató uno: derrotó a Liberia, Limón, Uruguay y Santos; igualó frente a Belén.
"Si usted revisa las estadísticas, este equipo es de los que más puntos logró en la segunda vuelta; desde que yo asumí al plantel", manifestó sin modestia Alvarado.
Tiene razón. Ganar 13 de 15 puntos posibles sumado al derrumbe charrúa que hiló siete derrotas seguidas, se traducen en la hombrada carmela.
Impensable que Vinicio Alvarado sacara del sótano a Carmelita, impensable que Johnny Woodly a sus 35 años guiara el ataque carmelo, impensable que Carmelita siga en la Primera División, impensable que el Zorro desgarrado anotara ese golazo.