Desamparados. Si se trata de aburrir al espectador, de pasearse en la cancha sin un rumbo fijo y de hacer lo posible para jugar mal, el juego entre Brujas y San Carlos es un gran ejemplo de como lograr esas reacciones en menos de dos horas.
A veces se dice que un encuentro es malo, que los jugadores no ofrecieron mucho y que hubo pocas opciones de gol, hoy solo se puede decir que el partido de ayer no tuvo nada de eso, porque ambos equipos no ofrecieron nada y las opciones de gol no fueron realmente eso, sino más bien remates hechos al azar.
San Carlos llegó a la Villa Olímpica de Desamparados con la opción de arrebatarle a Herediano el segundo puesto, por lo que se esperaba que fuera siempre al frente buscando llevarse la victoria.
Pero no fue así. Los norteños solo ofrecieron algunos chispazos de Álvaro Sánchez y Greivin Portuguez, pero nada más, no hubo acciones de peligro en el marco de Luis Diego Sequeira, ni jugadas bien hilvanadas y dignas del aplauso.
La única jugada que podría decirse buena, fue cuando rozando los 80 minutos de juego, Sánchez tomó el balón y dejó varios rivales en el camino, antes de rematar de forma pésima cuando quedó solo ante un pase de Maikol Mora.
Fue casi la desesperación del norteño por hacer algo, ya que parecía que sus compañeros estaban contagiados del frío que imperaba en Desamparados.
Al igual que el clima, el juego estaba más para dormir que para otra cosa, pero eso no es excusa para que ambos equipos realizaran un partido de tan mala calidad.
Tal vez Brujas lo intentó más. Yosimar Arias, Pablo Brenes y Anderson Andrade se conjuntaron varias veces para llevar peligro, pero el resultado siempre fue el mismo: no pasó nada.
En varias ocasiones, los hechiceros buscaron jugar con Cristian Lagos, pero el espigado delantero no ganó las batallas.
Lo único rescatable de Brujas, fue una jugada de Arias al minuto 28, la primera del juego.
El 10 hechicero tomó el balón en su área y llegó hasta el campo visitante esquivando rivales, sirvió el balón a Heiner Mora, quien centró rastrero. Inexplicablemente, Arias intentó cabecear casi en el piso y dejó ir lo que pudo ser un sorpresivo gol, ya que pudieron jugarse 200 minutos que el gol nunca caería.