Tras la detención de Minor Vargas en Estados Unidos la crisis en Brujas sigue en aumento.
El conjunto desamparadeño adeuda el mes de febrero a sus jugadores y ya casi deberá pagar marzo también; además mantiene deudas con proveedores y las liquidaciones de sus exempleados.
Así lo dio a conocer ayer la gerente Glenda Segura, quien trabajará hasta el 1.° de abril próximo pues decidió que ya es tiempo de desligarse de la institución.
“Creo que es el momento, quería dejar claro que ya no formaré parte del equipo y que me voy agradecida y tranquila porque siempre hicimos lo mejor por este club, al que todos los que trabajamos aquí queremos mucho”, aseguró.
“No hemos podido asumir el gasto de la planilla porque no es justo pagarles a unos sí y a otros no. Eso ya se los expliqué a todos hoy (ayer) y tratamos de que cuando se les pagué sea todo y a todos”, afirmó Segura, quien decidió hacer pública su renuncia por este medio.
“Teníamos una deuda de ¢40 millones con la Caja que era la más grande pero ya arreglamos con ellos. Hay deudas con proveedores pero son pocas”, aseveró.
Las liquidaciones corresponden a todo el personal administrativo del club brujo, que fue despedido desde el pasado 31 de enero.
Entre los despedidos está Austin Berry, quien fuera director de operaciones y que hasta ayer se mantenía de manera voluntaria.
“Ya dimos un tiempo prudencial, dedicamos el tiempo necesario y en las últimas semanas ya empecé a buscar otras alternativas fuera del futbol”, afirmó Berry en referencia a su futuro.
Tanto el exjugador como Segura afirmaron que antes no hicieron públicas sus salidas para mantener la estabilidad dentro del equipo, pero que ahora sí es el momento.
Ambos reforzaron la tesis de que si Brujas no es vendido o cedido a un tercero es muy probable que no pueda participar en el futuro dentro de la Primera División .
“Personalmente no lo veo posible, habrá que esperar las opciones que se manejan como la cesión o venta a Jacó Rays”, dijo Berry.