En la soledad del palco oeste del estadio Alejandro Morera , lejos del banquillo, al no tener aún su permiso de trabajo, el técnico español Benito Floro observó cómo su joven equipo debutó con derrota 2-1 ante el Santos en el Torneo de Verano 2017.
El nuevo conductor de Alajuelense, aislado de la bulla de la afición por un grueso vidrio, tomaba apuntes de lo que hacían sus pupilos, tranquilo, sin inmutarse, observando cada acción del compromiso.
“Ese sector tiene una panorámica diferente y él mismo pidió estar ahí. Es un sitio aislado, con privacidad por así decirlo”, comentó Víctor Reyes funcionario del cuadro rojinegro.
Para llegar hasta el palco Floro salió del camerino por la zona interna del inmueble y caminó muy poco entre la afición, que en gran número se hizo presente en el reducto de los rojinegros.
Para subir al palco el extécnico del Real Madrid debió subir en un ascensor hasta su asiento.
Con el gol de José Luis Cordero, que hizo estallar a los seguidores manudos, Floro no tuvo ninguna reacción en particular.
Tampoco con el empate 1-1 del Santos tras un cabezazo de Kenny Cunningham.
Igual sucedió con el gol de Leonardo Adams, en el epílogo del compromiso. El español continuó con sus apuntes en una tabla sencilla donde escribía, seguramente, los desaciertos y virtudes del plantel en el terreno de juego.
Faltando cuatro minutos para que concluyera el partido el español se levantó de su silla, tomó sus cosas y se marchó a los camerinos para esperar el ingreso de los jugadores y de su asistente Frank Carrillo.
Mientras Carrillo habló con los medios de comunicación en la conferencia de prensa, Benito ingresó a la gramilla sintética del Morera Soto, sin un alma en las gradas, para realizar un trabajo especial con sus jugadores, tras su primera derrota en el país.