Stephanie Spalding hizo una jugada de pared con el destino: fue dejar un regalo al hotel Real Intercontinental, vio a Landon Donovan, el jugador que le parece más guapo, y salió con el
A Óscar Salazar, adolescente como Stephanie, le sucedió como les sucede a ciertos equipos: el partido se le complicó, pero lo enderezó justo con el cierre.
No en balde, el
El juego corresponde al bloque A del certamen regional.
Anoche, Beckham fue el último de todos los jugadores angelinos en bajar de sus habitaciones.
Fue fácil reconocerlo y no solo porque su figura sea icónica en el
Además, fue el único de su equipo que salió protegido con guardaespaldas; uno de ellos de tal tamaño, que tapaba a todo lo ancho a Beckham.
Sin embargo, no se negó al saludo y a posar la foto a todo aquel que se lo pidió.
Quienes se fueron sin recuerdo del inglés es solo porque otros fueron más “chispas”, no por falta de voluntad del jugador.
En Alajuela, tras la práctica, dedicó buenos minutos al rito de las firmas y los recuerdos; si no se quedó más, fue porque lo dejaba el bus.
Siempre respondió a los saludos y hasta ignoró, de buen talante, al infaltable mozote, como dicen en Alajuela, que se quiere hacer el gracioso con una seña obscena.
Ese fue el día del Spice Boy; ahora solo queda saber si jugará an te la Liga esta noche.