Limón
El gol que Andrey Francis anotó el domingo pasado en el Estadio Juan Gobán, con el que le dio la victoria a su equipo 2-1 frente a Liberia, no fue una concreción más, fue su desahogo.
Ese día el jugador regresó al fútbol, después de sobrellevar un calvario de año y medio de inactividad, producto de graves lesiones en ambas rodillas y dolorosas recuperaciones.
"Viví días de frustración, noches de dolor y madrugadas en que me despertaba a llorar. Le pedía a Dios que me permitiera recuperarme para hacer lo que más amo, que era estar dentro de una cancha jugando al fútbol", recordó el mediocampista de 25 años.
Andrey admitió que hubo momentos en los que pensó que nunca volvería a caminar con normalidad e incluso consideró la posibilidad del retiro.
Sin embargo, recuerda que algo dentro de él le impidió tirar la toalla.
"Seguí luchando contra mis miedos, dolores y mi propia mente. Madrugaba para trasladarme a Heredia, San José y San Carlos para tratar mi lesión. Mientras muchos dormían, yo me levantaba a la hora que fuera para hacer los ejercicios que me mandaban los fisioterapeutas", agregó.
Francis asegura que su tristeza aumentaba al ver a su madre y abuela (ya fallecida) sufrir por su situación.
"Ellas nunca me lo demostraron, al contrario, siempre me motivaron a no rendirme y a creer en Dios. El apoyo de ellas, de mi novia y otros miembros de mi familia no tuvo precio. Hoy, año y medio después, puedo recomendarles nunca rendirse aunque estén en la peor situación, porque todos tenemos pruebas difíciles y la clave está en confiar en el Señor".
El domingo pasado, cuando corrió para festejar la anotación, sorpresivamente empezó a detenerse, besó el escudo de la camiseta y se dejó caer de rodillas mientras era abrazado por sus compañeros.
El mediocampista se persignó, levantó la cabeza y sus ojos estaban aguados, culpa de las lágrimas que de manera incontrolable se le escaparon en medio de la fallida celebración.
Ese gol no fue festejado, la anotación más bien fue una especie de oportuna ofrenda que Francis debía hacerle a Dios en ese momento, porque lo había hecho despertar de una larga y dolorosa pesadilla.
"Usted no se imagina la cantidad de emociones que me sacudieron en esos instantes. En fracciones de segundos, pasaron por mi mente la gran cantidad de cosas difíciles que había enfrentado", explicó el mediocampista.
Francis cuenta que hubo días en los que el dolor era insoportable, tuvo recaídas y la muerte de su abuela, Eugenia Carmona, se sumaba a su dolor, ahora sentimiental.
"Yo estaba a préstamo en Santos de Guápiles, en donde —prácticamente— me abandonaron en lo que se refiere a la terapia. Luego logré recuperarme, pero me desinscribieron por lo que tuve que ver todo el torneo desde afuera. Además, perdí a mi abuela. Han sido muchas cosas".
El futbolista dijo que se aferró a Dios y entendió que tenía que levantarse, algo que comenzó a experimentar con el nacimiento de su hija, Haydelin, hoy de cinco meses.
"Me considero un guerrero porque comencé a pelear las batallas que Dios me mandó".
Luego de un año y medio de estar "desempleado", entró de titular en la primera fecha del Apertura 2017 y concretó.
Francis agradeció al entrenador Horacio Esquivel por abrirle las puertas del equipo, a sus compañeros por el tipo de recibimiento que le han dado y a la afición por las muestras de cariño.
La pretemporada le permitió adquirir condición física, pero ahora requiere continuidad para alcanzar ritmo competitivo. Ante los liberianos entró como delantero, una función que suele cumplir.
"El muchacho (Andrey) es un volante ofensivo abierto por derecha o a la izquierda con perfil cambiado. Sin embargo tuve que colocarlo como delantero a la par de Steven Williams porque la administración no pudo tramitar a tiempo los permisos de trabajo de uno de los dos refuerzos venezolanos que, en teoría, reemplazará a Erick Scoot", aclaró Esquivel.
El director técnico recordó que, al decretarse el penal el domingo pasado a favor de Limón, vio cuando Francis con la bola en la mano le pidió permiso para ejecutarlo.
"Inmediatamente le di la luz verde porque ese es el tipo de confianza que él se merece, aunque al lado suyo estaban Kareen McClean o Alexánder Espinoza con los mismos deseos. Sin embargo, ellos al igual que yo, quisimos demostrarle que estamos con él", dijo.
El volante reveló que solicitó ejecutar el penal porque se sintió muy tranquilo, gracias a la confianza que le han demostrado sus compañeros.
"No estoy a ritmo competitivo, pero eso sí, con todo el ímpetu para alcanzar el nivel de mis compañeros, algo para lo que muchas veces he trabajado solo, en silencio y marcado por largas sesiones de mucho dolor".
El mediocampista debutó en la Primera División el 25 de julio del 2010 en el inicio del Torneo de Invierno, ocasión en que el cuadro verdiblanco cayó 0 a 1 frente al Santos de Guápiles, con anotación de Aníbal Arrieta.
En esa primera etapa como militante del equipo de Limón jugó un total de 6.340 minutos, lo que abarcó 70 juegos y 40 minutos.
Su primer gol con la agrupación verdiblanca lo consiguió el 26 de agosto del 2012, en la sétima jornada de ese torneo de Invierno. En total sumó nueve.