Todavia a eso de las 5pm se vivia iun ambiente de mucha cordialidad entre manudos y heredianos en un estadio que a eso de esta hora lucia bastante vacio,el dominio de la aficion era herediana. (JORGE CASTILLO)
No hubo ambiente de final en el Rosabal Cordero. El clima que se vivió ayer durante el partido de ida no se apegó a lo que debería ser un juego decisivo por el campeonato.
Pese al esfuerzo de casas patrocinadoras de organizar actividades para motivar al público, la gente no respondió. De hecho, ni siquiera la afición florense lo hizo durante el encuentro.
El momento de más bullicio para la afición del Team ocurrió durante los cinco minutos posteriores al gol del Herediano, pero luego regresó el silencio sepulcral.
El estadio estaba en un 70% de su capacidad pese a que Roberto Carpio, vocero del Club Sport Herediano, aseguró dos horas antes que solo quedaban disponibles 350 entradas.
Hubo también muy poca afluencia de liguistas. El espacio reservado para La Doce, con capacidad para 400 personas, albergó a unos 150 erizos que procuraron apoyar a su equipo con cánticos.
Los goles de la Liga tuvieron poca resonancia, pues el coro de voces se quedó corto.
La afición respondió tal y como se esperaba: con resentimiento debido a lo altos precios de los boletos: de ¢20.000 a ¢50.000.
En el sector donde se ubica tradicionalmente La Garra, en la gradería norte, eran evidentes los mayores claros en la gradería.
Ahí hubo un momento de algarabía. Durante la salida de los equipos utilizaron extintores para dar colorido y recibir a los jugadores rojiamarillos.
La reventa de entradas tampoco fue un negocio redondo, pues los vendedores, conforme se acercaba la hora de inicio del partido, redujeron el precio de los boletos.
Los ofrecían hasta por ¢15.000, incluso más bajo. Al final del partido, algunos aficionados, molestos por el resultado, lanzaron sillas.
También la emprendieron contra los oficiales de la Fuerza Pública en el sector noroeste. Allí hubo lanzamiento de objetos y un aficionado resultó herido en la cabeza por un supuesto golpe de un policía, según dijo una conocida.
Esta situación provocó algunos amagos de pelea que la Policía logró controlar.