Alajuelense recoge los frutos de la cosecha 2010

La llegada de Óscar Ramírez al banquillo, en mayo del 2010, sembró la semilla de un proceso que germinó hasta dar lugar al equipo más regular y consolidado del fútbol costarricense.

Ganador de cinco títulos de ocho posibles y gestor de los dos mejores arranques de torneo en los 95 años de historia rojinegra, el Machillo reunió en el camino una base de jugadores que ahora está marcando época.

El actual líder invicto y solitario del certamen –con tres juegos menos y méritos de sobra para ser considerado candidato al título– se sostiene sobre un grupo de 17 futbolistas que llevan más de cinco torneos en la casa manuda.

Figuras como Patrick Pemberton, Johnny Acosta, Kenner Gutiérrez, Juan Gabriel Guzmán, Luis Miguel Valle y Allen Guevara integran la lista de hombres de confianza del Machillo, nombres que superan los 7.000 minutos de juego bajo su batuta.

Algunos llegaron a la casa manuda casi desahuciados de sus anteriores equipos o, en su momento, fueron cuestionados por la afición rojinegra, pero recibieron el espaldarazo del timonel erizo para acabar con todas las críticas.

“Esto es de los jugadores, por la disposición de ellos, por su entrega; sería mentiroso si digo que desde el inicio estábamos pensando en hacer un arranque histórico. No es fácil, por algo han pasado 95 años y se da ahora, es por ellos”, insistió Ramírez luego de la goleada (3-0) sobre Uruguay.

Descartar piezas. El discurso del técnico manudo fue el mismo cuando alcanzó cetros, cuando logró las 100 victorias como entrenador o cuando consiguió triunfos importantes en la Liga de Campeones de Concacaf.

Para el Machillo, el mérito es siempre de los futbolistas, de la discreta planilla que formó –y mantiene– a punta de cincel, haciendo a un lado las piezas que no encuentran un espacio en el engranaje manudo.

Maurim Vieira, Camilo Aguirre, Mauro Castro, Anderson Andrade, Steven Calderón, Jean Carlos Solórzano, Christian Lagos o Luis Fernando Sequeira, son algunos de los que no lograron encajar en la siempre táctica, pero efectiva, Liga de Ramírez.

Porque, por más que en los últimos cinco años se le criticó y tildó de defensivo, Alajuelense fue fiel a un estilo de juego que recibe pocos aplausos, pero que le dejó una cosecha de vitrinas llenas.