“El fútbol se juega, primariamente, con el cerebro”.
“El dinero debe estar en el campo de juego, no en el banco”.
“Prefiero ganar 5-4 que 1-0”.
“Jugar al fútbol es sencillo. Jugar al fútbol sencillamente es muy difícil”.
“Una cosa en un coach, otra un entrenador: el coach es, en lo sustantivo, un pedagogo. El entrenador recibe los jugadores que el coach ha formado, y los hace funcionar dentro de un equipo”.
“Hoy en día todo el mundo habla de rapidez, pero resulta que el fútbol no es puro atletismo. Lo más importante es la técnica. La rapidez sin técnica no sirve”.
“Si no puedes ganar, haz todo lo posible por no perder”.
“La meta última del fútbol total es que ninguna pieza en el terreno de juego sea imprescindible”.
“Si yo tengo el balón, de seguro no lo tiene el rival”.
Yo vi jugar a Cruyff, crecí adorándolo y recopilando todo cuanto sobre él encontraba. Ni en quinientas columnas podría encapsular lo que significó para mí. A semejanza de Zagallo y Beckenbauer, fue igualmente revolucionario y exitoso como jugador que como técnico. Su única gran derrota le fue infligida por un rival temible: el tabaquismo. Fumaba en los intermedios de los partidos, y aun en pleno juego se acercaba discretamente a los fotógrafos tras los marcos para pedirles “una subidita”. No pocas veces surcó los terrenos con su zancada de gacela… y un cigarro entre los labios. Hace un par de meses nos dijo: “le voy ganando al cáncer por dos a cero”. Bueno, probado queda que ningún marcador es más engañoso que el dos a cero. Hasta siempre, amigo y maestro. Tu lección es inequívoca: más se acerca el fútbol a las bellas artes que a un mero deporte. Es como artista que te lloro.