Cuando mi abuelita Manuela me enseñó a rezar el Padrenuestro, en la tierna infancia, estábamos lejísimos de suponer que llegaría el día en que los dioses de la FIFA le atravesarían el caballo al Dios Todopoderoso, programando un partido eliminatorio –Jamaica vs. Costa Rica– precisamente un Viernes Santo, por definición, la fecha sagrada del mundo católico.
Escribo esto a riesgo de que se me tilde de puritano. En realidad “soy casi un beso del infierno, pero un beso al fin…”, como canta Joan Manuel Serrat.
Mi punto de vista se concentra más bien en el escaso o ningún sentido común con que los rectores del balompié mundial decidieron programar esa fecha eliminatoria rumbo a Rusia 2018, si perfectamente la hubiesen podido fijar dos días antes o para el día siguiente del Viernes Santo, por ejemplo.
También sé que la Semana Santa es principalmente un período de vacaciones masivas con estampidas a montaña y playa, tanto que las ciudades quedan semivacías, con la ventaja, eso sí, de que la Iglesia Católica realiza los rituales de su Semana Mayor con absoluta comodidad y espacio.
Además, quienes preferimos quedarnos en casa disfrutamos con la paz y tranquilidad que se respira en cada barrio. Es una belleza. En estos días el tiempo mismo ralentiza su pálpito y las tardes como que languidecen… Entre la quietud y el silencio.
Sin embargo, está de Dios que, por esta ocasión, las fechas FIFA se han impuesto a las fechas del Vaticano. Y no habrá más remedio que dividir el viernes entre el incienso y la roja; sentarnos ante el televisor en el ocaso del recogimiento y perdernos Ben Hur; abrir un paréntesis de fervor patriótico y alentar, con nuestras vivas y buenas vibras, a la Selección Nacional en su difícil escollo jamaiquino.
¡Ah tiempos y contratiempos! Si a los chiquillos de los años cincuenta se nos hubiera ocurrido jugar bola en la tarde de un Viernes Santo, no hubiésemos podido ni siquiera contar el cuento pues, en aquella época, las mamás sabían torcer los ojos y sosegarlo a uno a punta de chancletazos, con muy buenos resultados, por cierto.
En fin, allá los genios del fútbol mundial con sus fechas FIFA. Ellos sabrán… Pero, cada cosa en su lugar. Digo yo.