Han transcurrido 41 años desde la final del Mundial Alemania 1974, pero aún hoy el holandés Johan Cruyff y el alemán Gerd Müller juegan en mi retina, alinean en mi memoria.
Ambos fueron protagonistas de ese partido que tuvo lugar el domingo 7 de julio de dicho año en el estadio Olímpico de Múnich. La mejor de las once finales del mundo que he disfrutado gracias a la televisión.
La historia registra así aquella contienda: Holanda empezó ganando debido al penal que Johan Neeskens marcó a los dos minutos. Sin embargo, Paul Britner empató al 25’, también mediante pena máxima, y Gerd Müller anotó al 43’ el gol del triunfo.
Aunque no ganó el torneo, Cruyff fue la revelación pues lideró la revolución holandesa del balompié con un concepto denominado “fútbol total”.
Esa forma de jugar se llamó así pues ninguno de los jugadores tenía un papel determinado sino que —dependiendo de las circunstancias del encuentro— podía desempeñarse como defensa, mediocampista o delantero; quien asumía un nuevo rol sabía que otro compañero se encargaría de sustituir de inmediato su posición anterior, lo que le permitía al conjunto mantener su estructura táctica.
Cruyff ganó el Balón de Oro en 1971, 1973 y 1974, conquistó nueve campeonatos holandeses, una liga española y tres copas europeas consecutivas con el Ajax de Ámsterdam. Como entrenador llevó al Barcelona a ganar cuatro ligas españolas consecutivas y a obtener su primera Copa de Europa en 1992. Es considerado por la FIFA uno de los cuatro mejores futbolistas del siglo XX, junto a Pelé, Franz Beckenbauer y Alfredo Di Stéfano.
Entre tanto, Müller, otro gigante de Alemania 74, fue el máximo goleador de México 1970, con diez tantos (en total, marcó 68 con su selección); este último año fue elegido el mejor jugador de Europa. Con su equipo, Bayern Múnich, ganó en tres ocasiones la Copa de Europa. Hoy se mantiene como el máximo goleador en la historia de la Bundesliga: 365 goles en 427 juegos.
Cruyff y Müller, ambos enfrentan hoy dos partidos difíciles según nos enteramos recientemente: el holandés padece cáncer de pulmón; el alemán, sufre un estado avanzado de Alzheimer. Yo, nostálgico del fútbol, mantengo a salvo a estos gigantes: jugando en mi retina, alineando en mi memoria.