El periodista casi que le exigió a Florentino Pérez, mientras Keylor escuchaba con el audífono en la oreja, que le dijera a Navas “que se iba a quedar”. Esperé a que el Presidente se deshiciera en halagos para justificar la permanencia del tico, pero diplomáticamente se limitó a decir: “! ¡Cómo no se va a quedar, si tiene contrato!”.
Una vez más, me queda la sensación de que el tico es una piedra en el zapato del omnipotente Florentino. Imagino que desde el palco añoró el triunfo de su Real Madrid, pero al mismo tiempo una noche oscura para el guardameta. Soñó con Ronaldo salvando a punta de goles las pifias de Navas y así, de una vez y para siempre, tener la excusa perfecta para dejarlo de nuevo en la puerta de un avión y poner a De Gea en la alfombra roja en el Santiago Bernabéu.
Debió decir: “!Cómo lo voy a echar si además de bueno, la afición lo adora”! Porque ponerlo en un avión, con destino a otra gran liga del Mundo, es convertir a Keylor en un mártir. Y endosarle a De Gea en el compromiso bestial de calzarse con los zapatos del hombre que ganó dos copas europeas consecutivas en el marco de los galácticos.
Con Navas en Italia o Inglaterra, su sombra arrodillada perseguiría a De Gea en cada juego del Madrid y aparecería, recurrente, ante el espejo del Presidente a la hora de afeitarse, al peinarse o simplemente cuando se asome para constatar que sigue vivo. Y ese mártir llegado de las viejas Indias, evocado por la grada, podría crecer a dimensiones tales que el Florentino y su anhelado portero no puedan llevar a cuestas el peso de los reclamos.
Seguramente “El Presi” se jugará su carta escondida. Ya sea ahora, o en poco tiempo, pondrá a De Gea en el mismo camerino de Navas. Ordenará que juegue el español, aunque brinque y salte Zidane o quien le dé la gana brincar. Nuestro portero irá a la banca, no superado por De Gea, sino por la mano negra de quien lo llevó un día al Bernabéu con la idea de usarlo para jubilar a Casillas, pero nunca pensando en retenerlo por mucho tiempo.
Al menos que el gigantón David “le coma gallina” al tico. Si mantiene su postura de que no va a Madrid mientras esté Navas, el nacional seguirá enamorando a la afición blanca. Y Florentino tendrá que dormir con la foto de su De Gea adornando la recamara, esperando que el viento de la desgracia sople un par de noches en la portería blanca, para que entre él y sus periodistas incondicionales puedan montarle otra campaña al tico.
Por ahora, disfrutemos de la grandeza de Keylor, de su temple para imponerse a la lesión, al que lo llamó “paleto”, a quien lo criticó por rezador (como si no fueran los españoles quienes obligaron el rezo a los indios), a los ridículos del “Chiringuito”, a los intrigantes de “Marca”, y al triángulo insidioso de Florentino, De Gea y su representante ( Jorge Mendes), a quienes el negocio millonario parece quemarse de nuevo en la puerta del horno.