Paté Centeno escogió la Liga de Ascenso como territorio de pruebas para pegar la primera puntada de su leyenda de técnico que debería, al menos, codearse en logros con la de futbolista.
Sentarse en el banquillo estaba en su destino desde aquella rueda de prensa el 23 de mayo del 2012, cuando con voz trémula fijó los mojones fronterizos de su nueva vida.
Cuatro años después disputa su primera final con el Municipal Grecia, con la misma coherencia y códigos que lo distinguieron en el Deportivo Saprissa y la Selección.
Paté pregona con el ejemplo y por eso defiende el respeto por la pelota, la riqueza técnica, el gusto por el juego y el fin de las marrullerías, como perder tiempo, golpear o tirar la pelota a las gradas.
Portar la 10 de la Sele , disputar 137 juegos internacionales y ser la bujía del mejor Saprissa del nuevo siglo le dan la autoridad moral para llamar las cosas por su nombre, ahora como estratega.
Por eso se planta sin miedo frente a la prensa, con modales futboleros propios de aquellos que planean hacer la revolución a su manera, convencidos de que les asiste la razón y de que quieren espacio y oportunidades para fraguarla.
Centeno desea quemar etapas y llegar a Primera como la consecuencia lógica de un crecimiento. Por eso se estrenó en la Liga de Ascenso con Puntarenas, a contrapelo de Medford y Jeaustin, exjugadores que se bautizaron con Saprissa sin escalas previas.
Para dar el salto deberá sortear a otro con aura de leyenda, el Macho Mora, un exzaguero derecho de Saprissa y Alajuelense que la prestigiosa revista argentina El Gráfico elogió aquella vez que la Liga y River Plate disfrutaron la Copa Interamericana, en 1987.
Mora y Centeno caminan por la misma senda: les gusta el orden táctico a partir de un excelente manejo de pelota, aunque quizá se diferencien en las formas, ya que Paté se inclina más por la inspiración y Mora por el método y el rigor.
Al Macho debió irle mejor: se merecía al menos un título con Herediano en aquellas finales ante Saprissa y Liberia, en 2004 y 2009, pero se quedó en la antesala, jugando bien y apegado a los códigos de respeto del juego.
La Liga de Ascenso se permite un lujo al convocar a dos leyendas para dirimir quién orienta los destinos del nuevo inquilino de la Primera.
Eso es saludable para el fútbol porque el Invierno del 2017 ganará mucho con Paté o el Macho en los banquillos de la máxima categoría.