Fútbol Nacional

Opinión: Lo indecible

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No hay un espacio de la cultura donde el homosexualismo sea tan ferozmente reprimido como el fútbol. Solo en las grandes ligas europeas hay unos 1.000 jugadores de primerísimo nivel. Si en toda sociedad el 10% de los hombres son homosexuales, ¿cómo es que ni uno solo de ellos ha osado salir a la luz? En el fútbol, el homoerotismo es todavía experimentado como algo torvo, retorcido, siniestro, que debe ser vivido en la más tenebrosa y hermética clandestinidad. Aun prevalece la imagen del gladiador que recoge a las bellas como flores tiradas desde las graderías, después de cada gol, y con ellas trenza una guirnalda para lucirla en la gran pasarela del mundo. CR7, por ejemplo, es un coleccionista de orquídeas: las modelos despampanantes se cuelgan de él como el adjetivo del sustantivo: son parte constitutiva de su imagen.








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