La ironía, la chispa, el tacto para saber hasta qué punto “picar” al interlocutor y, sobre todo, la preocupación por el buen decir, caracterizan al periodista Miguel Cortés Valerio, director de Oro y Grana , “su programa deportivo”, que cumple en estos días 42 años al aire, de lunes a sábado en radio Monumental.
El sello personal, la constancia, el deseo de superación y la consigna de innovar siempre, son factores que suman en la forja de este espacio que Cortés ha sabido mantener vigente.
Oro y Grana debe el nombre a los inicios del periodista como vocero del Club Sport Herediano, en 1974. Luego lo asumió como su proyecto particular y le otorgó variedad, con distintas secciones a lo largo de la semana. Por ejemplo, los jueves y los viernes intervienen distinguidos contertulios, con quienes el periodista desarrolla los asuntos deportivos.
Si uno intenta polemizar, Cortés suele atizar con una de sus expresiones favoritas. “¡No me diga!, usted acaba de descubrir el helado de palito”. Entonces, uno trata de recomponerse y contrarrestar de inmediato. Pero qué va, eso de replicar en vivo es un arte que Cortés domina como pocos.
El análisis arbitral es una de las secciones más picantes. Fue en Oro y Grana donde se incluyó, por primera vez en radio y televisión, este recurso especializado, que desempeña el exárbitro Rónald Cedeño en la actualidad.
Por cierto, en una ocasión en la que el analista arbitral de Oro y Grana era Ramón Luis Méndez, se dio este zipizape entre el director y su analista: “De la violencia en el fútbol no hay que asombrarse, puesto que hay violencia desde que Abel mató a Caín”, comentó Méndez. “Más bien fue Caín quien mató a Abel”, le corrigió Cortés. “Sí, sí, fue que me enredé”, se justificó Ramón. “¿Cómo fue que lo mató?”, insistió Miguel, con la fisga que se le conoce… “¡Diay, de un solo leñazo!”, respondió el analista.
En realidad, el arma homicida fue una quijada de burro. Aunque, cabe el beneficio de la duda para Ramón Luis, ya que ni siquiera en las Sagradas Escrituras eso se sabe con certeza. Quien quita un quite y, de veras, fue “de un solo leñazo”, como afirmó Ramón Luis Méndez.
Lo interesante es que un programa radiofónico que suma más de cuatro décadas, merece el mejor de los reconocimientos: la fidelidad de sus oyentes.