El profe Watson aprovechó el ritual post-juego con los periodistas tras el primer pulso con Pachuca por la Concachampions para hacer una declaratoria de intenciones muy osada.
Con su verbo educado vislumbró una opción de victoria en México, espoleado por el comportamiento de sus futbolistas al medirse sin complejos con un rival en teoría superior.
Ningún empate en casa es saludable, estamos claros, pero los 90 minutos del primer round en Tibás alimentaron la sensación de que el triunfo no era una utopía y pudo materializarse.
Si uno disecciona las palabras del timonel intuye que su augurio de gane la otra semana se basa en el hecho de que sus futbolistas le tomaron el pulso al oponente sin traumas ni miedos.
Y eso se vuelve capital para el segundo partido, cuando los tuzos posiblemente pisen el acelerador, desgranen su fútbol de combinaciones y pisen el área con llegada masiva y variada.
Si Saprissa cumple la intención de su entrenador, de “animarnos para ir a buscar el partido”, tendrá que cuidar la pelota como se cuida eso que era muy valioso para nuestra madre y pasa a nuestras manos cuando ella muere.
Me refiero a blindarse en el medio sin renunciar al partido, a dar la pelota con ventaja siempre para el mejor receptor, a proponer el uno contra uno por los costados y ganarlo pero, sobre todo, a embocar la que le quede.
Hay algo psicológico que puede depararle frutos y es, precisamente, preocupar al rival, es decir, golpearlo con llegadas claras de juego colectivo para instalar la duda en su mente de que si se descuida se puede quedar fuera de las semifinales.
Y ahí será crucial que Colindres haga la que mejor sabe: recibir profundo por los costados, encarar y servirla para el que llega o animarse a prenderla, de derecha o izquierda, con destino de red.
De los hombres del fondo uno espera que no se arredren, que en aquellos pasajes del partido cuando la presión se cargue sobre sus hombros tomen la mejor decisión. Y que Danny ataje para la consagración porque Pachuca le llegará franco 3 o 4 veces, mínimo.
A Saprissa lo avala la historia, su ADN de orden táctico a partir de un excelente manejo de pelota. Esa fue la marca de los padres fundadores y el profe Watson lo profesa.
Cuando escribimos que Saprissa no debe morir en el intento, hablamos de evitar la caída grosera, por goleada, sin mostrar nada, porque aunque el equipo perdió a Machado, Guzmán, Calvo y Blackburn, la idea sigue vigente aunque los nombres cambien.
El pase a semifinales vendría bien, sería un lujo a las puertas del duelo ante México en el Azteca por la hexagonal, un espaldarazo moral para seguir tentando cosas grandes con el fútbol que nos enamora, ese de pelota al piso y toques para llegar al gol. ¿Verdad profe?