Fútbol Nacional

Opinión: Creer contra todo

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El vínculo de la afición cartaginesa con su equipo es diferente del que anima a todas las demás torcidas del país. El hincha cartaginés ama a su cuadro, y no pide nada en cambio. Es amor puro. No le dice: “te amaré si me gratificas con títulos y preseas”. Nada de eso. Es, en el sentido más riguroso del término, un amor incondicional: “te amaré aun cuando llegases a cumplir 100 años sin ganar un campeonato”. Es una afición fervorosa (etimológicamente, plena de fe) y devota (del latín devotus-an , esto es, consagrada a, prometida a, dedicada a).








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